La ronda cero es el ground zero de la reforma energética

La ronda cero es un esquema que ha funcionado bien a petroleras que siguen siendo propiedad de sus respectivos estados, como Statoil de Noruega, o Petrobras de Brasil.

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Lo relevante de la propuesta de reforma energética que analiza el Senado es la posibilidad de que Pemex, ya no como paraestatal, sino como empresa pública productiva, podrá seleccionar en qué proyectos dedicará sus mejores inversiones y si lo hará con su propio esfuerzo o si abrirá estas iniciativas a socios.

La ronda cero es un esquema que ha funcionado bien a petroleras que siguen siendo propiedad de sus respectivos estados, como Statoil de Noruega, o Petrobras de Brasil.

La sudamericana ha aplicado su versión de la ronda cero desde 1998. Como en lo propuesto en México, no fue hecha a través de licitaciones y en la práctica solo ratificó los derechos de Petrobras sobre los contratos de concesión en los campos exploratorios y áreas de desarrollo en proyectos ya realizados o por realizar.

Si la propuesta de reforma energética no hace agua de aquí al 15 de diciembre, lo más probable es que la ronda cero se aplique a partir del segundo semestre de 2014.

Será un tema fundamental para ver hasta dónde se abre Pemex al permitir los contratos de utilidades compartidas ya que si la empresa determina participar sola en tal o cual proyecto, será su prerrogativa determinar los recursos con los que cuenta para financiar la exploración y extracción.

Sin embargo, si decide abrir desde esta ronda la participación a las empresas privadas, en ese momento se deberá saber el potencial de cada campo o yacimiento ya que estas firmas podrán añadir esos datos en sus expectativas de negocio para los periodos y años siguientes.

Es decir, no podrán incluir en sus hojas de balance ningún dato que represente una ganancia segura a futuro, pero sí podrán incluirlos en sus proyecciones de ingresos futuros, algo fundamental para que aseguren financiamiento.

La oportunidad que se tiene con la reforma es reforzar a México en el rumbo hacia una economía más competitiva. Con la reforma propuesta no creo que se derrumbe la noción de que los energéticos en nuestro subsuelo cambien de manos. Más bien es reconocer, como en cualquier vicio, que no podemos solos.

Ni PRI ni PAN pudieron cambiar la mayor empresa de México y esta oportunidad podría ser la última de bajar del tren a la deriva en que vamos y cambiar el ritmo y rumbo a una mejor opción.

Lo siguiente es blindar a Pemex y la CFE contra la corrupción y hacerlos más eficientes desde dentro. 

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