La sucesión de Quintana Roo
El poder es uno de los recursos más escasos y el más deseable.
El poder es uno de los recursos más escasos y el más deseable. No es necesario la postulación de un Hombre político siempre dispuesto a ejercer su poder sobre los otros equivalente del Hombre Económico, creado por los economistas dispuesto siempre a maximizar el beneficio; siempre habrá suficientes individuos dispuestos a luchar por acceder a la cúspide de la pirámide del poder, que casi siempre está ocupado por un solo individuo.
Si habitualmente hay un solo líder, los segundones suelen ser muchos. Si hubiera un segundo candidato al liderazgo, esa persona seria muy peligrosa. La ambigüedad en torno a la sucesión del líder tiene además otras ventajas. Si las reglas son demasiado rígidas, el estado podría acabar en las manos de un cobarde, de un loco o de un necio.
Una lucha por el poder es una vía excelente para que los diversos contendientes demuestren su talante para manipular la opinión pública, ganar el apoyo de varias facciones, matar rivales, hacer la guerra y, en cualquier caso, demostrar que son capaces de reunir los requisitos necesarios para el puesto.
El periodo entre la muerte de un rey y la coronación del nuevo es extremadamente precario para el conjunto del grupo. Si dos candidatos consiguen aglutinar un apoyo relativamente parecido, casi seguro que habrá guerra civil. Unas reglas demasiado rígidas para la sucesión política pondrán en peligro a la comunidad debido a la debilidad de arriba; demasiada flexibilidad puede reducirla.
La historia como magíster vitae, como maestra de la vida según afirmara Cicerón nos enseña que casi todas las sucesiones políticas fueron traidoras a sus mandantes.
Nadie puede asegurar la traición de su delfín, porque una vez en uso del poder, y sobre todo en un régimen como el nuestro, el que lo tiene hace lo que le indica su “gana”.
No hay que olvidar que los hombres menores cuando llegan al poder no escuchan a nadie porque se conforman y están satisfechos con lo que ya saben. En una palabra, no aprenden nada más de ningún otro. Como afirma Descartes al comienzo de sus Meditaciones Metafísicas “el hombre vulgar está satisfecho con su sentido común y ninguno de ellos reniega de él”.
Las Reglas sobre SUCESION POLITICA tienen que existir si la vida política no se desea que sea “asquerosa, brutal y corta”, sin estas reglas, cualquiera que tenga ambiciones y que se oponga fuertemente a los líderes actuales va a tratar de derrocarlos a toda costa. Las reglas de SUCESION POLITICA son, por lo tanto, los primeros pasos que hay que tomar hacia una vida política ordenada. Sin embargo, la existencia de estas reglas no es suficiente: para que estas sean efectivas, tienen que ser aceptadas por la población así como por los líderes actuales y aspirantes.
Esta aceptación obviamente es difícil de obtener, por razones que van desde la más personal hasta la más ideológica.