La virgen María, una disculpa

Una disculpa a quienes, como don Francisco Gamas, consideran que traté de manera irrespetuosa y de muy mal gusto a la “santísima madre de Dios.

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Recibí reclamaciones por el texto publicado aquí el lunes, “Querrían acostarse con la virgen María”. No busqué ofender a nadie. Recuperé una frase expresada por un líder del PRI, quien, en su rechazo a la eventual segunda vuelta electoral, pedía imaginar el poder agigantado que tendría un Presidente de la República con 51 por ciento de los votos en la bolsa. Le quedaría chico el mundo, querría acostarse con la virgen María, me dijo jugando.

Pero como la ofensa es de quien la recibe, no quiero dejar pasar más tiempo sin ofrecer una disculpa a las personas que se sintieron mortificadas. Don Germán Ballesteros, entre ellos. Me escribió que no había necesidad de comparar la “manipulación de un sistema político con mi madre, la virgen María (…) Me duele que se le mencione de esa forma. Quiero pensar que no ha sido su intención ofender a una figura maternal de millones de mexicanos, y ojalá no sea necesario en un futuro referirse a ella en esa forma”.

Una disculpa a quienes, como don Francisco Gamas, consideran que traté de manera irrespetuosa y de muy mal gusto a la “santísima madre de Dios, de nuestro salvador Jesucristo y madre nuestra (…) La dignidad de las personas es algo muy valioso y merece todo nuestro respeto. No debería permitirse ese tipo de ofensas ni a la santísima virgen María, ni a ningún otro hombre y mujer”.

Soy de los que piensan que es mejor sufrir una ofensa que producirla, así sea de manera involuntaria. Me duele haberlos ofendido. Prometo no reincidir. Gracias por el tiempo para hacerme llegar su parecer.
Las creencias son sagradas. 

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