Las chivacolas aman en Cuaresma

La Volpe dejó entrever que los masajes de la podóloga eran con final feliz, que él es bueno, santo y puro.

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Si Gustavo Madero hubiera llegado al debate panista con un corderito al horno como hizo en una taquiza reciente, sin duda, los blanquiazules se hubieran volcado en aplausos para declararlo presidente honorario del PAN.

La imagen que ahora vemos, aunque tiene su gracejo mediático con el bárbaro del norte abriendo la boca con buena técnica para jambarse un taco de cordero, pierde por la falta de timing. Claro que siempre le quedará la esperanza de que fiel a su espíritu nada renacentista y profundamente ñoño, Mr. Bean Cordero en respuesta salga vestido de leñador cortando un madero de San Juan de esos que piden pan y no les dan. Al tiempo.  

En lo personal, si fuera don Ernesto aprovecharía la coyuntura para unirme a alguna organización de podólogas y emprendería una campaña contra los viejos cochinos, sobre todo ahora que el concepto de “ataque lavolpista” ha tomado un cariz nada panbolero.

Más aún después de la conversión de La Volpe en autodefensa. Un autodefensa más bien melodramático y chafa que, la verdad, tendría que haber sido como lo que hizo Vargas Llosa ante un hombre que en un arranque rompió frente a él un libro suyo: aplaudirlo y felicitar a la literatura por ser capaz de generar tales reacciones en los lectores.

Y es que La Volpe se extravió en laberintos insanos con árnica incluida, dejó entrever que los masajes de la podóloga eran con final feliz, que él es bueno, santo y puro, y sin establecer algo que tendría que haber aprendido de Catémoc Gutiérrez: a decir “Falso de toda falsedad”. 

No obstante la llamada vox populi le da a Ricardo Antonio el beneficio de la duda. Ya se sabe, siempre hay algo de misoginia en estas cosas, además de ciertas inconsistencias en la parte acusadora.

Pero sobre todo porque Vergara en sus años como protagónico, tripolar y exótico dueño de las Chivas, no se ha granjeado mucha credibilidad. Se asume de entrada que todo es un compló orquestado en el Omnilife para acabar con el argentino por una venganza corporativa.

Sin embargo, para que eso tuviera lógica el señor Vergara tendría que ser un oligofrénico y un suicida para armar todo este show de manera deliberada solo por ahorrarse una indemnización. Y, lo peor, sin tener como Ahumada unos videos para apoyar sus dichos.

Pero lo dudo. Vergara pueden ser un peligro para el rebaño sagrado, pero debe tener guardada en una chivacola secreta, una fotito muy reveladora, quiero suponer. 

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