Las impertinencias de Cuarón
Seguro que cuando le respondan a Cuarón, estará en la filmación de Gravity XII, está vez es personal.
Como si hubiera atentado contra el Eterno, es curioso que los mismos que experimentaron orgasmos triples, pero sobre todo patrioteros cuando Cuarón ganó en los Oscars por Gravity, se pusieran realmente gravitys cuando el director osó hacer unas preguntas a Peña Nieto sobre la reforma energética. Un linchamiento en redes sociales cuyo principal sostén argumentativo era del tipo: “¿y con qué derecho opina sobre estos temas si ni en México vive?”. O sea, tranquilos, hubieran preferido que agarraran a Cuarón en vez del presidente municipal de Lázaro Cárdenas por sus relaciones peligrosas con el crimen organizado.
Nomás faltó que lo acusaran de canalla y mal mexicano, peor que Javier Lozano y Catémoc Gutiérrez juntos, cuyas vidas ejemplares alteran los nervios al pueblo bueno.
Digo, está bien que ya con la ley de telecomunicaciones se sabe de qué lado masca la iguana, pero no es para que a tan distinguido compatriota me lo quieran abaratar como a Napito Gómez Urrutia, conspicuo luchador social que tiene orden de aprehensión nomás porque no vive como uno de sus agremiados del sindicato minero. O sea, ni que fuera pobre.
Se ve que las autoridades que lo están correteando no leyeron su libro en inglés donde explica por qué debería santificarlo el movimiento obrero.
Como sea, qué bueno que se tomaron su tiempo en el gobierno federal y 8 mil horas después reaccionaron para responderle su imprudencia a Cuarón. Digo, a lo mejor el señor sabe cómo filmar en el espacio, pero de las maravillas de la sapiencia de la presente administració nomás no.
Claro, en vez de maltratarlo como los bots amaestrados y rabiosos que le mandaron a Twitter y Facebook, primero Gamboa Patrón y luego Peña clasificaron de oportunos y necesarios los cuestionamientos del director de La princesita, para luego postergar la respuesta hasta que hayan sido aprobadas las leyes secundarias. No fuera a ser que el atorón legislativo se les transforme en el Atolón de Mururoa. Cosa difícil tomando en cuenta que esta repentina rebeldía perredista parece más arreglada que las peleas del Canelo. Con razón Bejarano aventura que ya es tiempo que la izquierda tome el poder. Pero antes, revira Ahumada, el voyeur de la vida galante, regrésenme mi lana y mis ligas.
Como dice el músico profeta José José: “Y ni el Barcardí lo hacen como antes”.
Seguro que cuando le respondan a Cuarón, estará en la filmación de Gravity XII, está vez es personal.
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