Las primaveras perdidas

Vicente Leñero escribió una encantadora novela llamada “La vida que se va”...

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Vicente Leñero escribió una encantadora novela llamada “La vida que se va”, en la que narra los “hubiera sido” en la vida de una singular mujer. El libro es un encanto narrativo y su premisa nos lleva a pensar en las oportunidades perdidas, en lo que no fue y no será en las redes sociales, en el año que se va. 

Hace apenas quince años, los mismos que le celebraron a Rubí, se esperaba que las redes sociales transformarán con mayor profundidad al mundo. Cierto es que la comunicación, los medios, la política y el mundo empresarial son hartísimo distintos gracias a la interacción directa que nos facilita internet, pero más allá de eso ¿comprendemos los alcances de las herramientas digitales? Opino que sí, totalmente, pero con tristeza veo que no tenemos idea sobre cómo emplearlas. 

El 17 de diciembre de 2010, el mundo comprendió (y temió) el poder de las redes sociales con la mediáticamente llamada “Primavera Árabe” que arrancó en Túnez, y que “cortó” cabezas en Egipto, Libia y Yemen. Internet no fue la causa de las revueltas, sino el catalizador y promotor del movimiento: la comunicación salió del control estatal y profundizó el malestar en las sociedades del mundo árabe. 

A casi 7 años, cierto es que el mundo sigue un tanto cuanto más complicado y no existe un paraíso mediático digital, pero ¿qué queda del movimiento mundial de las redes sociales? Tristemente, nada. El tiempo y la aparente involución social producto de una digitalización masiva, transformó de una “novedad útil” a una “necesidad básica” el uso de las redes sociales, por lo que hoy en día nadie se sorprende por una protesta en Twitter o una campaña en Facebook. 

Los “trending topics” cada día pierden trascendencia en el mundo real, pues ahora sabemos que son muchísimo más sencillos de crear y alimentar de lo que se creía. ¿Hace cuánto que un “hashtag” en redes sociales fue trascendente para nuestro país? Desde el extinto (y original) #YaMeCansé, producto del caso Ayotzinapa, ningún tema ha pasado del mundo digital al real, aún con la ingente cantidad de situaciones bochornosas y complicadas que enfrentamos a diario los mexicanos. 

Tristemente, al transformar las redes sociales en una “necesidad básica”, su control pasó a manos de la sociedad en general, del llamado “Juan Pueblo”, que esta semana ejemplificó como nunca quien manda en nuestra realidad mediática con los #XVdeRubí: los medios no crearon este bochornoso fenómeno, fue la sociedad simple y llana la que magnificó el despiste del video, al grado que los medios tradicionales, siempre en busca de audiencia, entraron al quite y crearon en noticia tan triste realidad. 

De difundir revoluciones y canalizar el desencanto, las redes sociales de hoy sólo sirven para el barato entretenimiento. Tan semejante cambio de paradigmas no es obra de entes externos, la CIA, FBI, el Cisen o @EPN, es un triste logro de nosotros como sociedad que prefiere la bonita vacilada a la difusión de ideas propositivas. Todo México, tal vez con la excepción de José Antonio Meade, rechaza el “gasolinazo” de enero, pero ¿dónde está ese malestar? Perdido aún en la cruda moral que dejó los #XVdeRubí. 

En 140 caracteres
Por más que explica @JoseAMeadeK el #gasolinazo2017 no se aclara por qué el aumento no es acorde con el raquítico salario mexicano. 

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