Después de ver los escándalos de ayer por la mañana bien se puede concluir que los maratonistas hicieron casi tanto desmadre en el DF que los maestros en las inmediaciones del aeropuerto. O eso dirían los profesionales del sospechosismo, que se han esforzado en achacarles a los corredores algún tipo de vínculo con los complós nacionales.

Sobre todo aquel que pretende contradecir al secretario de gobernachong que afirma, contundente e inobjetable, que “ya nadie tiene miedo de salir a las calles”, en referencia a las cifras de la Segob donde los fallecimientos por inseguridad se han reducido desde la llegada de Peña Nieto.

Supongo que esa información proviene de la misma fuente fidedigna e inatacable que afirma que México crecerá chorromil por ciento mientras que Banamex y Bancomer dicen que en lo económico nos está cargando el payaso.

Si Osorio Chong lo dice, debe ser cierto. Más aún si luego afirma que se castigará todo acto de violencia, en referencia, se supone, no solo a Los caballeros templarios, El Chapo Guzmán o Looos Zeeetaaas, sino a los profes en rebeldía. Ahí sí es curioso que a pesar de las neuras exigencias de las buenas conciencias, a Mancera no se le ha ocurrido injertarse en Uruchurtu, el regente de hierro.

Tal vez por ello los sospechosistas han comenzado a propalar que el comportamiento de la CNTE  lo que en realidad busca es desprestigiar a las luchas sociales. En particular la suya, beneficiando a la corriente de pensamiento que establece que las reformas peñistas están hechas en el cielo (no el Heaven, plis) y que toda forma de disidencia laboral, intelectual, ideológica es cosa del diablo.

Así, en cualquier momento dirán que habida cuenta del comportamiento extraño del maratón —insólitamente triunfaron unos representativos peruanos— se podría creer que estaban en consonancia con Mr. Bean Cordero y Manlio Fabio Superstar para no aplazar la aprobación de las leyes secundarias de la reforma educativa. Esa que hace ver a la Gordillo como una humanista.

Como sea, el triunfo de los incas en realidad distrae la atención del verdadero debate: ¿cómo es que el equipo de futbol del Ejército le ganó 4-0 al de la Marina, que en materia de operativos contra el crimen y de apañón de gordos capos suelen ser más efectivos?