Lecciones de tres sabios

Pude presenciar un encuentro de médicos tradicionales y una de las cosas que me llamó la atención de su discurso fue la belleza y coherencia con que lo construyen, con una lógica que sale del corazón.

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La cosa, como diría Dzreco, se está poniendo dura en la política vernácula. Los golpes por abajo y por encima de la mesa están baratos. Y no se salva ni el árbitro electoral, a cuya presidenta, María de Lourdes Rosas Moya, le está cayendo caca por toneladas –lo cual no parece ser conveniente para nadie-. Todo el mundo sabía por qué colores latía su corazón antes de que fuera designada y nadie la impugnó. Ahora no me parece lo mejor  llenarla de adjetivos (que rayan en los improperios).

La prepotencia que le achacan no le habrá llegado junto con la presidencia del Iepac. Pero, en fin, quién soy yo para opinar de estos temas serios. Allá los partidos.

Mejor hoy hablo de algo verdaderamente importante. Hace unos días pude presenciar un encuentro de médicos tradicionales –no curanderos, ni yerbateros ni brujos, sino sabios de una ciencia ancestral- y una de las cosas que me llamó la atención de su discurso fue la belleza y coherencia con que lo construyen, con una lógica que sale del corazón.

Recuerdo una frase del moderador, indígena igual que los otros tres, llena de poesía: “Si a alguno de ustedes le queda algo por decir en su pensamiento, puede expresarlo ahora”. 

De los tres médicos tradicionales que hablaban en ese foro me parece que algo de lo más destacable de su pensamiento es que no están buscando reivindicaciones raciales ni acusando a otras razas de dominación o de explotación. Con un lenguaje pausado  y sereno, uno de ellos decía: “No estamos en contra de nadie, estamos a favor de la convivencia y la paz. Somos todos iguales, pero diferentes.

Nosotros queremos igualdad, pero trato diferente”. Tampoco están contra la medicina alópata, porque ambas pueden complementarse. 

Una médica oaxaqueña que ocupaba el podio, en sus consideraciones finales, dijo: “Creo que todos debemos vivir natural. La madre Tierra nos da todo para alimentarnos y para sanarnos, así que de ella podemos tomar lo que necesitemos pero con respeto”. 

Si como estos tres  sabios postulan viviéramos, no tendríamos necesidad de presenciar lamentables espectáculos políticos. Pero bueno…

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