Busco entre los libros uno para compartir hoy contigo, mis ojos se detienen ante una novela que me acompaña hace años, La buena tierra; tomo el texto y me dispongo a que, a partir de estas líneas, la obra de Pearl S. Buck esté junto a ti.

Esta novela, escrita en 1931, atrajo desde el principio de su publicación el interés de la crítica y el gusto de los lectores; es considerada una de las obras maestras de la literatura universal. Su autora, originaria de los Estados Unidos y habitante durante cuarenta años en China, logra unir las fronteras culturales de lo que denominamos Occidente y Oriente.

Algunos de los estudiosos de la novela nos dicen: “dos razas se estrechan la mano en su obra destinada a subrayar, no las diferencias que residen en la superficie, sino las semejanzas que están en lo hondo de ambos grupos humanos”.

Y añaden que la autora, al sumar las imágenes estereotípicas de estas dos culturas, estadunidense y china, medita en torno a ellas, buscando el secreto que se agita detrás de cada ser, de cada cosa.

La novela está compuesta por veinticuatro capítulos, el primero de los cuales lleva por título “El baño de bodas”, y el último “El sueño de la tierra”, abarcando todo el libro algo más de trescientas páginas.

Nuestra autora, nacida en 1892 y fallecida en 1973, ganó el Premio Pullitzer en el año de 1935, y el Premio Nobel de Literatura tres años después.

Su faceta como escritora la desarrolló en más de setenta obras, de diversos géneros artísticos; a ello sumó su desempeño como docente universitaria, dedicada a la literatura en lengua inglesa.

Pearl S. Buck luchó activamente por los derechos civiles, creó organizaciones de diálogo intercultural, estableció fundaciones benéficas.

La buena tierra contenida entre sus letras fecundó su vida y la de quienes le rodearon.