Llamen a Floyd

Mayweather era la mejor 'medicina' para desalojar a los profesores, anarcos y demás vividores que se plantaron en el Zócalo capitalino.

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La verdad, otra vez la mera neta, el Gobierno Federal y el de la capital del país se equivocaron en el desalojo de los “flojesores” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en la Plaza de la Constitución, o sea, el Zócalo.

Y es que tanto el presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, como el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, erraron al enviar a los policías federales y uno que otro militar.

Ya vieron lo sucedido: aunque hubo cierta oposición de los paristas, también se dieron brotes de violencia. Catorrazos entre autoridades y mentores que lo único que saben hacer, además de no educar, es recordar a las progenitoras de cualquier osado agente que irrumpa en su flojera.

La cosa habría sido más fácil si, en lugar de aventar a los polis, hubieran contratado al morenazo de Floyd Mayweather, el tremendo boxeador que apenas el sábado anterior evidenció al mexicano Saúl “Canelo” Alvarez en una pelea millonaria, sobre todo para el estadunidense.

Los que vieron por la televisión el pleito que, en realidad, no existió, estarán convencidos de que Floyd era la mejor “medicina” para desalojar a los profesores, anarcos y demás vividores que se plantaron en el Zócalo capitalino tres meses atrás, sin utilizar mucha violencia. Con unas cuantas fintas, lanzando jabs, rectos de izquierda y derecha, cabeceando, en fin, “volando como mariposa y picando como abeja” (frase célebre del legendario Mohammed Alí o Cassius Clay), hubiera bastado para mandar a casa de la goma a los disidentes.

Claro está que este servicio de Mayweather no habría sido gratis, a pesar de que el morenazo jura y perjura que ama a México. Todo tiene un precio, en efecto, pero si el boxeador se metió a la bolsa 42 millones de dólares sólo por darle una repasada al “Canelito”, quien más bien se transformó en polvorón, las autoridades bien habrían sacado la cartera o, por lo menos, algún desvío de plata de determinado programa asistencial, cuyo fin básico es electorero, para pagarle al esteta del ring, al mejor boxeador libra por libra del mundo, unos 20 millones de billetes verdes y dar una demostración de cómo acabar con decenas de descarados e ineptos (con sus excepciones) maestros.

PRIMERA CAIDA.- Como siempre, las autoridades gubernamentales no supieron aprovechar sus oportunidades. Con tanto patriotismo a favor del “Canelo”, la neta jamás se dieron cuenta de que este pelirrojo boxeador no es más que uno de tantos inflados y que vendió, durante 42 peleas, pura bisutería. Saulito no le supo ni a melón a un rival de 36 años de edad, pero que supera al “mexican curios” por años luz en técnica, golpeo y hasta marrullerías.

SEGUNDA CAIDA.- El mejor remedio para desalojar a los paristas era ponerles a don Floyd, quien, por un dinerito extra, no hubiera tenido piedad para tundir con sus jabs a cuanto “flojesor” se le parara enfrente.

TERCERA CAIDA.- Para quitarse el mal sabor de boca, que contraten al “Canelo” para que siga noqueando a más rijosos bultos.

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