Lo básico en la básica

El orden y la limpieza tienen su origen en el hogar, pero también en la escuela. La limpieza es un tema del que muchos...

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El orden y la limpieza tienen su origen en el hogar, pero también en la escuela. La limpieza es un tema del que muchos hablan y del que muy pocos se ocupan; principalmente en las escuelas primarias de nuestro Estado, urbanas y rurales. Si he encontrado un punto en común en todas las que he visitado, es precisamente la falta de limpieza: basura tanto por dentro como por fuera de las aulas, añejas telarañas invadiendo techos y paredes, polvo por doquier, y ni hablar de la limpieza y falta de mantenimiento de los baños. En general, el aspecto que la gran mayoría de las escuelas primarias públicas presenta es de abandono; al menos aquí, en el Estado. Me atrevo a decir que, a modo de comparación, el aspecto de una escuela es una pequeña muestra de lo que vemos fuera de ellas.

A pesar de que las escuelas primarias de la zona urbana tienen asignada una persona para las actividades propias de limpieza, lo cierto es que eso no es suficiente. El trabajo de limpieza se hace más pesado e interminable cuando los alumnos no tienen el hábito o costumbre. Lo mismo sucede fuera de las ellas: por muy eficiente que sea el sistema de recolección de basura y la limpieza de calles, jamás lograremos vivir en una ciudad limpia, sin la participación de todos. En las escuelas de las comunidades indígenas no cuentan con personal para esta labor, y el problema de higiene es evidente.

Recuerdo que durante los años que duró mi educación básica, primaria y secundaria, jamás las escuelas en la que estudié estuvieron sucias. Fueron instituciones públicas. Las calles eran el reflejo. Las reglas impuestas eran estrictas y se debían cumplir: “quien tirara basura dentro del aula, al final del día debería barrer y sacudir”. Aquella simple regla garantizaba orden y limpieza, e inconscientemente, a pesar de lo impositivo, los alumnos adquiríamos el buen hábito.

Actualmente, los planes y programas de educación primaria consideran la formación cívica y ética como una materia cuyo objetivo es desarrollar el interés de los niños y niñas para participar en asuntos públicos y favorecer su desarrollo como ciudadanos activos. La limpieza escolar, sin lugar a dudas, es un asunto público. Aunado a ello, el contenido educativo de algunas materias está  orientado al cuidado y conservación del medio ambiente; pero no basta sólo el aspecto teórico, es necesario poner en práctica los conocimientos para mejorar el entorno escolar y de la comunidad en general. El que algunas escuelas tengan espacios sucios contradice los contenidos de promoción y educación que se estudian en las aulas. Algo está fallando y debe ser corregido.

Hay mucho por hacer por la educación de nuestros niños, y podríamos comenzar con las cuestiones más elementales como lo es el orden y limpieza. Pero sólo con la participación de todos, ciudadanos y autoridades, podremos avanzar juntos.

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