Lo que Peña no le dirá a Obama

El presidente Peña optó por quedar bien con Obama y dijo ante la prensa que lo migratorio era “asunto interno”.

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Desde 2008, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos ha aumentado las deportaciones de inmigrantes ilegales gracias a una política que pretende maximizar “la eliminación de los que representan la mayor amenaza para la seguridad pública o la seguridad nacional de EU”. La dependencia dice que durante el año fiscal 2013 deportó a 368 mil personas; 241 mil mexicanos.

El 59 por ciento de todos los deportados, 216 mil, tenía algún antecedente criminal. Casi el mismo número que el año anterior, en el que se deportaron  225 mil 390 personas con antecedentes criminales.

Según las últimas cifras disponibles del gobierno de EU, cerca de 450 mil mexicanos que cometieron crímenes en Estados Unidos fueron deportados entre 2008 y 2011. Esto es en parte debido a que en 2007 el ICE comenzó a implementar un programa llamado Rapid Repat, ofreciendo a extranjeros indocumentados condenados la liberación temprana a cambio de la repatriación inmediata.

Estos e convictos, además, son mezclados con los otros deportados y entregados en la frontera mexicana sin aviso ni identificación para la autoridad mexicana. En Tijuana, por ejemplo, lo hacen en la noche. 

El Presidente Obama terminará su presidencia con el récord de deportaciones de mexicanos desde territorio estadounidense. Terminará también su presidencia sin lograr la reforma migratoria prometida y el “pretexto” para haber endurecido el trato a mexicanos.

El reciente asesinato del mexicano Édgar Tamayo, culpable de haber matado a un policía, nos recordó cómo en Estados Unidos se ignoran sin pudor los alegatos y peticiones que México y múltiples organismos internacionales hacen para respetar tratados y resoluciones sobre el respeto a los derechos consulares cuando se trata de la pena de muerte.

Los últimos años, en la misma proporción que se ha reducido la migración mexicana a Estados Unidos, ha aumentado el deterioro en la calidad de vida de los migrantes que ya estaban “del otro lado”. 
Ante tal situación el presidente Calderón fue omiso, un asunto al que le dedicó poco tiempo y atención. 

Hace unos meses, el presidente Peña optó por quedar bien con Obama y dijo ante la prensa que lo migratorio era “asunto interno”.

Me temo que de deportaciones y ejecuciones tampoco se hablará mucho el miércoles en Toluca. 

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