Los 100 de los otros

En Othón P. Blanco, el presidente Luis Torres, quien llegó con inmensa popularidad, ha mantenido las expectativas ciudadanas en las nubes.

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Ya sea por la vocación productiva del municipio, la voluntad de sus servidores públicos, así como el oficio político de quienes deciden en última instancia, entre otros múltiples factores, los 100 días de gobierno se viven diferente. 

En “los otros municipios” (los primeros fueron analizados en entrega anterior) las condiciones no pintan del todo bien, porque pesan deudas, aventuras judiciales y caos administrativo, complicando la rendición de cuentas requerida en este periodo.

En Solidaridad la situación es esperanzadora aun cuando ha sido de los más afectados. La presidenta Cristina Torres ha revelado procedimientos irregulares y prácticas indebidas en la anterior administración; no obstante, no ha sido obstáculo para cumplir en lo urgente: seguridad, servicios públicos y compromisos financieros.

El otrora bastión priista es cimbrado para poder lidiar con las adversidades y mantener, aún con dificultades, la operatividad mínima. Puertas adentro cuentan que los funcionarios no sólo han debido renunciar a beneficios casi obligatorios, sino a poner de su bolsa para lograr los primeros propósitos. Pese a todo, la cabecera de la pujante Riviera Maya hoy luce mejor.

En Othón P. Blanco, el presidente chetumaleño, Luis Torres Llanes, quien llegó con inmensa popularidad, ha mantenido las expectativas ciudadanas en las nubes. Errores y omisiones le han valido severas críticas, aunque ha podido avanzar, un poco ayudado por su carisma y otro tanto por su voluntad.

Las frágiles finanzas, los malos servicios, el pésimo bacheo y la deteriorada imagen urbana que heredó, son temas corregidos con resultados aceptables por estas fechas. Sin embargo, los capitalinos no le perdonarían sus pifias debido al hartazgo y la desilusión de antaño, más conociendo su procedencia: un priismo que pocos quieren. 

En ambos municipios comienza a resurgir la esperanza, perdida ya en Cozumel, pues su presidenta Perla Tun ha perdido el tino y la brújula, se quejan los isleños. Si tras su victoria era vista como una figura atractiva para las sucesiones, ahora ni en su partido, el PAN, la quieren ver: ha discrepado con su gente, exfuncionarios, periodistas y miembros del gabinete estatal, quienes pudieron servirle de escudo. Perla entró disparando para todos lados y se apuntó al pie.

En la otra isla, Juan Carrillo intenta desarrollar un programa ambicioso aun con todo y las dificultades traspasadas por los anteriores, además de las presiones de familias completas con fuertes intereses y vinculadas a quienes ejercen una especie de poder fáctico. No son pocos, por ejemplo, los que acusan a los Ricalde de frenar las iniciativas de un alcalde con linaje para el debate.

Aun así, Carrillo Soberanis tiene el respaldo de diputados y gobernantes que llegaron con la misma alianza PRI-PVEM. Si soporta las embestidas, se posicionará como carta fuerte de un priismo que procura la renovación. El exdiputado local lo sabe bien.

En las demarcaciones de la Zona Maya, Tulum y Bacalar, las declaraciones de las autoridades y los reclamos populares reflejan un “empate técnico” en este lapso. Es decir, el discurso sin hechos concretos se mantiene, en tanto los habitantes otorgan el beneficio de la duda debido a las condiciones en que fueron recibidas sus comunas y con base en un contexto nacional que facilita trasladar la culpa a otros.

Por su vocación turística y el respaldo que encuentran más allá de su esfera de injerencia, la presidenta tulumense Romalda Dzul Camal y su homólogo de Bacalar, Alexander Zetina Aguilar, tienen más posibilidades de progresar que el resto, sin que esa percepción implique un menosprecio a sus ciudadanos. 
Tanto para José Dolores Baladez (José María Morelos), como para Emilio Jiménez Ancona (Lázaro Cárdenas) y Paoly Perera Maldonado (Felipe Carrillo Puerto), los 100 días han representado una eternidad; por lo que responsabilizar a los antecesores o convencer con proyectos de largo plazo, no está permitido por una mayoría que exige cuentas claras y resultados inmediatos.

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