Hay políticos que cambian a nueva faceta y lo hacen “tras bambalinas”, pero otros que lo hacen abiertamente. Ejemplo de lo primero es el ex diputado local priista Ismael Peraza Valdez, quien ahora es miembro del PAN, incluso está respaldando la reelección de Gustavo Madero Muñoz como líder nacional del blanquiazul; y de lo segundo, el ex diputado local panista Julio Garrido Rojas, que ahora milita en el PRI al que “aporta propuestas” para que la Fundación Colosio las incluya en la plataforma electoral del tricolor.

Garrido Rojas dijo que, para participar en política, cualquier partido, mientras tenga la apertura de recibir a los ciudadanos. A pesar de su pasado blanquiazul.

Hay un aspecto en que tanto Peraza Valdez como Garrido Rojas coinciden: no retornarán a sus partidos políticos originales porque de ahí salieron decepcionados.

El primero por la golpiza que recibió y atribuye al tricolor que de ahí se orquestó la agresión; y el segundo porque ve que su ex partido está tomando malas decisiones. Ni uno ni otro instituto político superan sus expectativas o simplemente no se adecuan a sus aspiraciones.

Las dirigencias tanto del PRI como del PAN ¿se atreverán a valorar a estos liderazgos y capitalizarán su experiencia nombrándolos en puestos de primera línea? Supuestamente son buenos en lo que hacen, por eso los están aceptando o ¿ambos partidos utilizarán estas adhesiones para presumirlas en la campaña electoral?

Por otra parte, el pasado sábado, al asumir la nueva directiva de la Fundación Colosio, llamó la atención la importante cantidad de personas de todos los grupos que acudieron al acto en un hotel del Paseo de Montejo.

A Gaspar Quintal Parra lo felicitaron hasta sus ex compañeros diputados locales, no sólo priistas sino los de otras corrientes como Doris Candila Echeverría y Julio Garrido, quien dijo que aquél es su amigo.

Poco a poco el ánimo de los priistas crece al acercarse semanas cruciales para la definición de candidaturas y nadie se quiere perder ningún evento público. 

Estos actos deberían ser aprovechados por grupos sociales que quieran hacer alguna gestión, ya que ahí sí van a ver a su diputado, a su funcionario o representante de sección. Y hasta para exigirles públicamente a aquellos que no han cumplido.