Los Chuchos optaron por ser viles, miserables con Rosario

La opción que tomaron Los Chuchos, los líderes del PRD, refleja que traen la tabla de valores completamente confundida.

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Bastaba una corona fúnebre, un arreglo floral. Unas rosas y unos tallos de alcatraz con un listón y tres letras: PRD. Más que suficiente.

El velorio duró 24 horas, nunca llegaron. Quizá estoy siendo ingenuo. El propio equipo de Rosario Robles me miró con cierta extrañeza cuando le pregunté si la dirigencia del PRD había enviado a Gayosso Sullivan un para siempre, un descanse en paz. Se trataba de la muerte de la madre de una fundadora y alguna vez presidenta del partido. Y de una mujer que, al menos desde 2004, desde los videoescándalos, ha cuidado las palabras y los símbolos.

Quizá esté cometiendo un error de principiante al poner el acento en una minucia funeraria, pero creo que la elegancia es un refinamiento del alma. Y quiero seguir pensando que el ser humano es lo que la educación hace de él.

Un poco de refinamiento, un poco de educación. Quizá peque de candor, pero la opción que tomaron Los Chuchos, los líderes del PRD, refleja que traen la tabla de valores completamente confundida. Y que en la borrachera de su éxito “pactista”, asumen frívolamente que vivirán instalados en el triunfo. Triste perspectiva ética de la “izquierda institucional mexicana”: superioridad moral y guerra interminable.

A propósito, el escritor Paolo Giordano, autor de La soledad de los números primos, dice que, más allá del horror, la guerra lleva a las personas a un estado de claridad: el miedo es miedo; el heroísmo, heroísmo. En su guerra de ensañamiento y pureza contra Rosario Robles, Los Chuchos dejaron en claro que lo abyecto es abyecto.
Fueron viles, miserables. 

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