Una de mis narradoras preferidas es Cristina Peri Rossi; nacida uruguaya y nacionalizada española, en 1941 y 1972, respectivamente. Escritora desde 1963, amante de la biología y de la música.

El ejemplar que de ella hoy leo, y comparto contigo, es una bella encuadernación de Tropo Editores, impresa en Zaragoza, España, en el mes de marzo del año 2008.

El Índice nos anuncia un Prólogo de la autora, un segundo prólogo, de Julio Cortázar, y ocho relatos de Cristina, cuyos títulos son: “De hermano a hermana”, “En la playa”, “La influencia de Edgar A. Poe en la poesía de Raimundo Arias”, “Simulacro”, “La tarde del dinosaurio”, “Gambito de reina”, “La historia del príncipe Igor”, “Simulacro ll”.

El texto de Cortázar se titula “Invitación a entrar en una casa”, y en él nos dice el prologuista-escritor que los libros de cuentos son como las casas, y los relatos por ellos contados son la invitación a ir avanzando por habitaciones, patios, escaleras, corredores, que nos separan del mundo exterior, y nos adentran en los mundos ficcionales cada vez que cruzamos una de sus puertas.

Cristina, al introducir su obra, nos relata que Julio hizo una excepción al escribir un texto con carácter de prólogo; quizá por ello el escrito lleva un título que se asemeja más a las propuestas teóricas de la literatura que analizan los prólogos como los umbrales, los pórticos, los zaguanes de los libros.

Cristina también nos dice, en esta parte preliminar de su texto, que para ella los títulos, los nombres de los personajes, las frases primeras y las frases últimas de los relatos, son elementos fundamentales; reflexión con la que coincido.

De igual modo, Cristina señala en su escrito que existen afinidades decisivas, definitivas; y menciona en este sentido que entre Julio y ella hay muchas afinidades compartidas: la literatura, el exilio, el dulce de leche, el salmón ahumado, las caminatas, los blues, las películas, el tango, los barcos, los dinosaurios.