En septiembre del año pasado, cuando Enrique Peña Nieto era aún presidente electo, presentó ante la opinión pública y entregó a Emilio Gamboa, como líder de los senadores del PRI, una iniciativa de reforma para ampliar las facultades del IFAI, aumentar su autonomía y darle capacidades frente a gobiernos locales, que, por lo general, tienen absolutamente cooptados a sus institutos.

En el Pacto por México el asunto de la transparencia ocupa dos compromisos: el 83 y el 84. El primero dice: “Se impulsará una reforma constitucional para hacer del IFAI un órgano constitucional autónomo, con facultades ante todos los poderes públicos federales, facultades de revisión de las resoluciones de los órganos locales y de atracción de casos de relevancia nacional”.

El 21 de diciembre de 2012, la Cámara de Senadores aprobó y envió a la Cámara de Diputados una propuesta de reforma constitucional que contenía, entre otras cosas, que los partidos políticos y sindicatos del Estado eran sujetos obligados directos, la autonomía constitucional del IFAI, resoluciones definitivas e inatacables del Órgano Garante y le daba facultad al IFAI de interponer acciones de inconstitucionalidad. Todo bien, pues.

Hasta que ahora los diputados priistas, encabezados por Arely Madrid Tovilla, chiapaneca, doctora en derecho, presidente de la Comisión de Transparencia, propusieron una contrarreforma que no solo no mejora lo que tenemos, sino que echa para atrás varias cosas que damos por sentadas. La más grave: que ahora las resoluciones del IFAI —o como se llame el nuevo instituto— puedan ser atacadas judicialmente. Es decir, si de por sí sabemos poco, sabremos menos. También sacaron de la ecuación a los partidos políticos, o al menos complicaron las cosas para quien quiera saber de ellos. En esas cosas raras, los diputados también decidieron que de siete comisionados, cuatro tendrán que ser abogados. Sí. Como se lee.

Ayer, senadores de PAN y PRD amenazaron con reventar el periodo extraordinario si los diputados no revisan el dictamen votado en Comisión.

La duda es por qué los diputados priistas operarían contra una iniciativa de Los Pinos, que mete ruido al Pacto por México. Por qué Los Pinos no mete orden.

O si hay gato encerrado.

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