Los partiditos también lloran

Tres miembros de la “chiquillada” de la partidocracia en Quintana Roo enfrentarán un amargo 2017, luego de que el Consejo del Instituto Electoral local (Ieqroo)...

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Tres miembros de la “chiquillada” de la partidocracia en Quintana Roo enfrentarán un amargo 2017, luego de que el Consejo del Instituto Electoral local (Ieqroo) determinara retirarles las suculentas prerrogativas que recibían del erario año con año por no lograr en las pasadas elecciones de junio el mínimo de votación requerida para sostener su registro. 

Las “víctimas” de las leyes electorales fueron el Partido Nueva Alianza (Panal), Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido del Trabajo (PT), que tuvieron una participación vergonzosa en la pasada contienda electoral, donde ni siquiera acariciaron el tres por ciento de los votos, número mágico que les hubiera permitido seguir colgados de la ubre presupuestal.

Y no estamos hablando de minucias, sino de contantes y sonantes millones de pesos que ahora pasarán a manos de los peces grandes.

Tan sólo para mantener sus “actividades ordinarias” estos tres partidos recibieron del Ieqroo en 2016 unos 12 millones de pesos, dinero que sus dirigentes utilizan a su antojo. El PT, que había tenido un desempeño rescatable en pasados procesos gracias a que en su momento gozaron de fuerte presencia en el sur de la entidad, era el que obtenía la mayor bolsa de la chiquillada con un presupuesto anual de 5 millones 208 mil 430 pesos, más unos 3 millones adicionales que recibieron para gastos de campaña y estructura electoral.

El Panal y Movimiento Ciudadano recibieron este año más de 3 millones de pesos para su operatividad cotidiana cada uno, más otros dos millones por concepto de gastos de campaña.

Los tres partidos fueron castigados en las urnas por los votantes que dejaron bien claro que estas organizaciones no representan a nadie, y no tienen presencia en ningún sector social.

El caso más evidente de este desprecio ciudadano es quizá el del Panal, partido que se vende como brazo político del magisterio y que tomaba su fuerza de la afinada estructura del SNTE, pero al que los maestros dieron la espalda hasta dejarlo al borde de la extinción.

Porque aunque cosecharon dos presidencias municipales –Bacalar y Lázaro Cárdenas–, gracias al PRI y al Verde que compraron sus servicios mercenarios, en los hechos el partido turquesa está fulminado en la entidad.

Por su parte, PT y MC fueron presa de los excesos de sus dirigentes estatales, Hernán Villatoro y Rafael Villalpando, quienes manejaron sus partidos como si fueran sus changarros, echando por la borda toda credibilidad ganada en sus inicios. Ahora ya ni llorar es bueno.

 

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