Los revoltosos con los del Pacto

La dirección de la CNTE demanda la presencia de los dirigentes nacionales de los partidos y la exclusividad en el diálogo.

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La CNTE acordó con el subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, el pasado 8 de mayo, el encuentro de los representantes de las secciones de dicha organización magisterial con legisladores federales y los representantes del Pacto para entablar conversaciones respecto a la reforma educativa. Siempre será bueno el diálogo entre mentores y autoridades, pero inaceptable cuando con ello se pretenda darle la vuelta a la ley.

La preocupación de los profesores por su estabilidad en el empleo es genuina, pero debe resolverse en lo que ya se aprobó en la Constitución, que es la evaluación como medio para acceder a la plaza y para la promoción laboral. Los revoltosos buscan capitalizar el miedo de los maestros a la evaluación; las autoridades no deben ceder en lo que ya es ley, pero sí deben dar certeza y claridad para que los buenos y auténticos maestros no se vean amenazados por el cambio, sino lo contrario.

La legislación secundaria debe confirmar y profundizar los objetivos de la Constitución, no atenuarlos. El diálogo debe ser abierto y ampliamente difundido ante la base de los trabajadores de sus representantes, para evitar que los revoltosos sigan medrando de la incertidumbre de la base; además debe quedar claro que la representación gremial mayoritaria en el nivel nacional es el SNTE. Sería un error que los gritones se impusieran a la mayoría. La CNTE desde hace años tiene como objetivo desplazar al SNTE de la representación laboral, las autoridades deben cuidar la voluntad mayoritaria y que en el país se vuelva común lo que sucede en Oaxaca o Michoacán. 

No solo es una cuestión de miedo al activismo y a la inestabilidad política, la preocupación debe ser el pésimo desempeño de dichos estados en materia de educación, precisamente por el abuso de la representación gremial y la debilidad de los gobernadores frente a ésta. La CNTE en la disputa con el SNTE amenaza con interrumpir el diálogo, el secretario Miguel Ángel Osorio ha reiterado voluntad en el encuentro. La intransigencia no deberá prevalecer.

Lo importante no es evitar que los revoltosos hagan de las suyas con actos de violencia y de intimidación en sus estados o en el DF. El diálogo es un medio para hacer valer la ley, para escuchar y atender las genuinas preocupaciones de los profesores. También debe ser oportunidad para acreditar la unidad de los principales partidos en torno a la reforma educativa. Los profesores deberán entender que la evaluación es indeclinable, en todo caso, el tema a discutir y de eventual acuerdo es cómo tener un examen confiable sobre el desempeño de los maestros.

La dirección de la CNTE demanda la presencia de los dirigentes nacionales de los partidos y la exclusividad en el diálogo. Mal inicio imponer condiciones a la contraparte. Estarán quienes en libertad decidan estar tanto por los partidos, el gobierno o los legisladores. Los revoltosos se han acostumbrado a la intimidación como recurso político y eso les ha hecho perder sentido de qué es a lo que tienen derecho. Lo que deben tener en claro es que la impunidad ha llegado a término para todos, no solo para la ex presidenta del SNTE. De insistir en acciones al margen de la ley deberán entender y encarar las consecuencias de su empeño.

El Pacto tiene mucho por delante. Sus dificultades no están en las resistencias de los revoltosos a la evaluación educativa. Tampoco las elecciones locales son el mayor obstáculo. La reforma financiera ha sido un paso positivo ya que al igual que la reforma educativa acredita al acuerdo y su utilidad en bien del país. Los problemas más serios están en vencer las resistencias al interior del PAN y del PRD para hacer una reforma fiscal y en energía con la profundidad y contundencia que exige la situación. 

En el PRD las diferencias son más ideológicas que políticas; en el caso del PAN lo que prevalece es la disputa interna y el resentimiento del calderonismo con el PRI no solo por la derrota, sino por la falta de colaboración de éste cuando era oposición y aquél gobierno, sin advertir que el estilo pendenciero y visceral de Felipe Calderón fue el obstáculo principal para el encuentro constructivo con el PRI.

Como ha sucedido desde que el Pacto inició, su evolución depende, en mayor medida de lo que haga la izquierda, la que ha dado muestra de habilidad y pragmatismo, además de lealtad a los acuerdos, a grado tal que sus dirigentes fueron los primeros en llamar a los gobernadores de Oaxaca y Guerrero, sus correligionarios, a no ceder a las presiones contra la reforma educativa. Nuevamente, la izquierda se vuelve el factor para la negociación y, en este caso, para poner en su sitio a los revoltosos.

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