Los Vallejo merecen también el beneficio de la duda
Fausto puntualizó: “Confío en mi hijo (…) pero si se acredita que asistió por voluntad propia, enfáticamente lo digo: que se le castigue conforme a la ley”.
Algo raro ocurrió la noche del martes. El procurador Jesús Murillo Karam dio a entender que la PGR le había echado el guante a Rodrigo Vallejo y ya declaraba en un Ministerio Público del país. No fue así.
El hijo del ex gobernador Fausto Vallejo dejaba correr en casa las horas finales de una jornada de pesadilla tras la difusión del video en donde departía cervezas con La Tuta. Rodrigo salió a matar los rumores ayer. Se dejó ver y escribió en su Facebook: “Me presentaré a declarar con toda puntualidad acatando el citatorio de la PGR”.
Insistió que los criminales lo llevaron a la fuerza y concluyó: “Lamento que por ser hijo de quien soy, no se me dé el beneficio de la duda y que con un video editado se presuma mi culpabilidad”.
Fue lo mismo que su padre nos dijo horas antes por teléfono. Lo forzaron, sabíamos de la existencia de la grabación, es una grabación editada. Luego por Facebook, Fausto puntualizó: “Confío en mi hijo (…) pero si se acredita que asistió por voluntad propia, enfáticamente lo digo: que se le castigue conforme a la ley”.
Más que la escenificación de un diseño profesional de control de daños, pareció la reacción natural de un padre y un hijo agraviados que, en la lona, se niegan a darse por vencidos y mascullan entre la sangre de los dientes rotos: podemos mirar de frente con dignidad.
Recalco hoy lo que expresé ayer aquí: por acción u omisión, el Michoacán de los Vallejo-Jesús Reyna fue el primer narcogobierno plenamente documentado en la historia de México. Aun así, los Vallejo merecen también el beneficio de la duda.
Sin duda.