Las primeras páginas nos hablan de un Estudio introductorio, elaborado por Álvaro Martínez-Novillo, director del Centro Cultural Conde-Duque, de Madrid; al igual que nos adelantan que las Presentaciones temáticas son de Juan-Ramón Triadó, de la Universidad de Barcelona.

La obra se imprimió en el año de 1998, en la ciudad de Barcelona, estando a cargo de un amplio equipo de edición, dirigido por Santiago Carroggio.

Veamos los subtítulos del Índice: Monarquía de la luz; Luz y color; El espacio es la luz; La luz y las sombras son la perspectiva; La luz surge de la pintura; El claroscuro; El estallido de la luz; La luz descompuesta; Y siempre, la luz; Las luces de la creación; Las luces del hombre; La luz atmosférica; La luz cotidiana; La luz divina.

Escuchemos el nombre de algunos de los pintores, cuyas obras componen las láminas del libro: Lichtenstein; Serra; Paolozzi; Klee; Klimt; Dubuffer; Kandinsky; Derain; Gauguin; da Vinci; Velázquez; Camping; Dalí; Bellini; Poussin; Delacroix; Chagall; Vermeer; Monet; van Eyck; Botticelli; Marquet; Rembrandt; Rubens; entre varios más…

El libro contiene más de ochenta reproducciones de obras pictóricas, de todos los tiempos, de varias geografías y culturas, de diversos estilos; todo ello unificado en torno al manejo de la luz.

Abril nos acoge con espléndidos matices de luz; los días que transcurren por entre la Semana Santa también se circunscriben a significados y sentidos centrados en la luz.

Luz que ilumina, que guía, que focaliza, que colorea, que matiza, que vivifica.

Luz de la naturaleza, plasmada en lienzos, recogida en páginas impresas, observada por los ojos humanos; luz que ilumina y nos ilumina, a través de la amplia gama de nuestra humanidad.