Macarthismo o aplicación de la ley en Quintana Roo
El macarthismo es un término que se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad...
El macarthismo es un término que se utiliza en referencia a acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria sin el debido respeto a un proceso legal justo donde se respeten los derechos del acusado. Se origina en un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador Joseph McCarthy desencadenó un extendido proceso de delaciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a los métodos irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso como una caza de brujas y llevó al destacado dramaturgo Arthur Miller a escribir su famosa obra Las brujas de Salem (1953).
Algunas voces comenzaron a elevarse contra el macarthismo y sus excesos. Por ejemplo, en 1953 se representó la obra Las brujas de Salem de Arthur Miller, un alegato eficaz para estigmatizar la política de su tiempo. Uno de los blancos de la inquisición política fue el mundo del cine porque, entre otras razones, los interrogatorios a directores y actores famosos proporcionaron a los miembros del Comité una extraordinaria publicidad.
La figura legendaria de Edward R. Murrow tuvo gran influencia en el periodismo televisivo a raíz de sus enfrentamientos contra el senador McCarthy, con su pasión por la verdad y sus incansables esfuerzos por hacer avanzar los ideales democráticos. Sobre todos ellos se alzaba la libertad de expresión. Los programas de Murrow acerca del senador Joseph R. McCarthy, en 1954, fueron considerados no solo como los que marcaron el punto de inflexión en la campaña del senador contra los simpatizantes del comunismo, sino que también fueron el punto de inflexión en la propia Historia de la televisión.
Edward R. Murrow en el programa televisivo See it now del 9 de marzo de 1954, decía, su principal logro del senador McCarthy ha sido el de confundir a la opinión pública, entre las amenazas del comunismo. No debemos confundir desacuerdo con deslealtad. Debemos recordar siempre que una acusación no es una prueba y que una condena depende de la evidencia y del debido proceso de la ley. No caminaremos con miedo, el uno del otro. No descendemos de hombres temerosos, de hombres que temían escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran, por el momento, impopulares. ¿Y de quién es el fallo? En realidad no es suyo. Él no creó esta situación de miedo; él meramente la explotó, y más bien exitosamente.
Luego de que en las elecciones del pasado 5 de junio el tricolor perdiera la gubernatura y se advirtieran que habrá cárcel para los mandatarios que van de salida, no se debe aprovechar la situación para venganzas personales.
La sociedad exige sanción y castigo a quienes hayan cometido actos de corrupción y quienes hayan incurrido en irregularidades durante sus administraciones; es tarea de las autoridades investigar si hubo ilícitos y deslindar responsabilidades.