Macizo grupo de cabezas pensantes
En la reunión de colaboradores de El Poder de la Pluma hubo una palabra campeando por sus fueros: pluralidad y es que este término es el que distingue al heterogéneo cúmulo de cerebros y corazones que aquí expresan sus sentires y sus pensares.
El jueves 6, en el hotel los Aluxes, tuvimos oportunidad de reunirnos buen número de los colaboradores de El poder de la pluma de Milenio Novedades.
El motivo, saludarnos con motivo del Año Nuevo. Finalmente, como han sido todos los convivios del grupo de editorialistas de este periódico, la reunión se convirtió en un sabroso intercambio de ideas en el cual hubo una palabra campeando por sus fueros: pluralidad y es que este término es el que distingue al heterogéneo cúmulo de cerebros y corazones que aquí expresan sus sentires y sus pensares.
También se habló de respeto: todos fueron contestes de que han encontrado en Milenio Novedades respeto a sus opiniones..
La mesa donde me tocó estar la ocupábamos el doctor Jorge Victoria Maldonado, presidente de la Comisión de Derechos Humanos; el maestro Luis Pérez Sabido, director del centro Baqueiro Fóster; el maestro Miguel Güémez Pineda, investigador del CIR Hideyo Noguchi de la UADY; el empresario José Manuel Higareda, la reportera y autora de la subyugante columna El país de las maravillas, Alicia Carrasco, su servidor, y la recién integrada, doctora Ligia Vera Gamboa.
El tema fue las reivindicaciones sociales de los grupos de gays, lesbianas y travestidos que al maestro Luis Pérez y a José Manuel Higareda les parecen a veces exageradas y escandalosas. Ligia, apasionada del tema, hablaba de derechos y defendía el amor: “Es amor, sin adjetivos”, proponía. Uno disfrutaba en este choque de inteligencias y se aventuraba a opinar: “Es explicable que haya exageraciones en las demandas de los grupos a quienes la sociedad ha excluido y denostado durante siglos. Son como los niños que cuando tienen hambre pegan de gritos.
Están exigiendo respeto a sus formas de vivir el amor y a su libertad de elección”.
En esas estuvimos un buen rato, disfrutando del torneo de inteligencias. Ese es El poder de la pluma: un macizo conglomerado de cabezas pensantes. Su compañía nos enriquece.