No, bueno, era tal la enjundia revolucionaria y guerrillera mostrada por Mr. Bean Cordero expresadas durante la conferencia de prensa donde explicó por qué es un mártir de la democracia luego de su remoción, y por qué estaba preocupado por el incierto destino del PAN puesto al servicio del gobierno, que parecía que en cualquier momento se iba a afiliar a Morena.

Eso, o que el senador podía ponerse un pasamontañas para, junto con ese admirado defensor del proletariado sin cabeza, Javier Lozano, ir a tomar el PAN como si fuera Rectoría. 
Un discurso que le hubieran envidiado Martí Batres o en El Noroñas.

Menos en la parte lloriqueante que parecía la increíble y triste historia del cándido Cordero y el Madero desalmado.

La respuesta de Madero, convertido hoy en el Videla del PAN según sus críticos (nomás falta que los calderonistas en fuga —que han olvidado a Jelipillo como provocador de no pocos cismas entre los choznos de Gómez Morín por sus exabruptos— esperen que le pase lo que al sátrapa argentino, acabar sus días en el excusado), no es nada desdeñable: “Necesario un coordinador que no sea un brazo dislocado”, o lo que es lo mismo, que no agarre por su cuenta las pachangas políticas.

Una prótesis que no tuviera vida propia y menos una prolongación titiritera de un aspirante a maximato establecido desde Harvard.

Y aunque también se le da el melodrama ranchero, no parece comprenderse que con los despojos que le dejaron los feliputienses (un PAN en decadencia, poblado de parricidas y mediocres, con una Chepina sin liderazgo y las maravillas de confundir a la hiperviolencia con bullying y a la crítica con traición a la patria), a Madero no le ha quedado de otra que ponerse flojito y cooperando con la nueva administración que, además, tiene el estilo humanista y generoso de las agiotistas de película de Pepe El Toro. 

Hay quienes dicen que todo lo que ocurre con el PAN es puro karma. Por haberse dejado llevar por una narcoguerra chafa, por ensalzar a seres de la talla de García Luna de los Montajes, por dejar que Moreira se les fuera vivo, pero sobre todo por no haber corrido del IMSS a Molinar Horcasitas, el héroe venerable de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora.

Como sea, hay que reconocer que, a pesar de lo que digan los melifluos exgóbers panistas, éste es el mejor y más divertido espectáculo que ha dado el PAN en los últimos tiempos, desde que Fox los traicionó peor que Picaluga a Vicente Guerrero. 
¡Ya, paren de sufrir!