Un estudio promovido por la organización Mexicanos Primero revela un dato que debe avergonzar a nuestras autoridades educativas encabezadas por Emilio Chuayfett Chemor, titular de la Secretaría de Educación Pública: reprueba inglés el 97 por ciento de los egresados de secundaria, a pesar de que en los últimos cinco años se han erogado 33 mil millones de pesos para fortalecer la enseñanza de esa lengua obligada.

Si hablamos de que las cosas están mal a nivel nacional, eso incluye por supuesto a Quintana Roo, donde la enseñanza del inglés no es más que una simple manera de hacerle al cuento, porque los estudiantes de secundaria no pueden siquiera conjugar de la manera más simple una oración, ya no se diga entablar una conversación o redactar un escrito. Y en los centros de educación superior arrastran esas brutales limitantes, como ocurre en la carrera de Relaciones Internacionales que preserva la Universidad de Quintana Roo (UQROO).

El mayor problema es que la mayoría de los maestros de inglés están mal preparados, ocasionando que lo poco que conocen del idioma de Shakespeare lo transmitan a los alumnos a su manera.

Al tener Quintana Roo una enorme vocación turística, es urgente que las presentes generaciones de niños y jóvenes aprenda el inglés sin calificaciones fraudulentas de 10, ya que abre las puertas para acceder a las mejores oportunidades de empleo, comenzando por los destinos turísticos de casa.

Es momento de que los maestros dejen de hacer como que enseñan, la autoridad como que se preocupa y los alumnos como que aprenden y que todas las partes de la cadena enseñanza-aprendizaje entiendan que no se trata de auto engañarse.

El estudio de Mexicanos Primero, que se ha convertido en la némesis de las autoridades educativas por sus punzantes críticas a la forma en que se educa en el país, revela que ante el enorme porcentaje de estudiantes de secundaria que reprueba inglés, han tenido que inventar el nivel AO, que revela las graves deficiencias en la enseñanza de ese idioma en la educación básica.

Por si fuera poco esta catástrofe, tan sólo el tres por ciento de los evaluados alcanzó el nivel B1, que es un rango muy elemental en el aprendizaje del idioma inglés.

Así que falta mucho por hacer para revertir estas estadísticas de vergüenza, pero lo más lamentable es que en cada evento relacionado con la enseñanza de la lengua inglesa se den baños triunfales, cuando la realidad los desnuda.