Mamá Rosa: entre las ratas de Areli y el prodigio de Krauze
Krauze describió a una mujer, prodigio de caridad, que recogió, adoptó y educó para una vida digna a varios miles de niños abandonados.
Leo el artículo que escribió en el año 2000 Enrique Krauze sobre el albergue de Zamora, el de Rosa Verduzco, Mamá Rosa. También leo los whatsapp que me ha estado enviando desde Zamora Areli Rojas, directora de la fundación ¿Y quién habla por mí? Quiero creerle a él, también a ella. Imposible. Son el sur y el norte, el frío y el calor, el bien y el mal.
“Encontramos trata de personas, abuso sexual, maltrato infantil, privación de la libertad y hasta cientos de credenciales de elector en manos de Mamá Rosa”, relata Areli. “Sí, cantan divino los chicos, pero el precio de ese aprendizaje es altísimo, lleno de sufrimiento y explotación”.
Quince toneladas de basura, nidos de ratas, comida podrida, desamparo civil. El relato de terror de Areli se extiende hasta las tinieblas.
Krauze describió a una mujer, prodigio de caridad, que recogió, adoptó y educó para una vida digna a varios miles de niños abandonados. Y ya desde aquel texto hablaba de la hostilidad de las buenas familias de la región hacia la Gran Familia de Rosa Verduzco: “Reacciones de incomprensión, intolerancia y una suerte de asco”.
El testimonio de Areli es verosímil, creíble. Es poco plausible, además, la versión de que el “rescate” de casi 600 personas sea un montaje de la PGR. Pero ¿por qué una acción excesiva, como si fueran por La Tuta? ¿Por qué otra vez el linchamiento a las primeras de cambio? ¿Por qué en contra de esa mujer vieja, sin dinero, sin poder, sin otro proyecto? ¿Una mujer que subsidió por décadas la irresponsabilidad del Estado? ¿Qué la llevaría a convertirse en criminal?
Me quedo con esas dudas. Vamos a trabajar.