Mancera, la buena leche, la mala campaña
El mal gusto, la vulgaridad —y la faltota de ortografía— de la campaña en el DF sobre lactancia son tan obvios que no hace falta ni discutirlos.
En septiembre del año pasado, en Harvard, tuve el privilegio de conocer y escuchar a Katie Hinde, profesora de biología evolutiva que se concentra en el estudio de la leche materna y su evolución desde hace por lo menos 250 millones de años.
La recordé ayer cuando en las redes sociales, y después en el mundo real, creció la indignación contra una campaña del Gobierno del Distrito Federal que pretende “motivar” que las mujeres amamanten a sus hijos recién nacidos.
El mal gusto, la vulgaridad —y la faltota de ortografía— de la campaña son tan obvios que no hace falta ni discutirlos.
Pero aprovecho este corto espacio para reproducir algunas cosas que dice Hinde, quien, después de hablar de la maravilla que es la leche materna, explica:
“En el mundo la mayoría de las madres tienen la intención de dar el pecho, pero no cumplen con sus metas de lactancia. Hay una serie de razones para esto, pero muchas de ellas se reducen al simple hecho de que los retos, dificultades y barreras para la lactancia materna son poco apreciados por las madres, sus doctores y la gente que las rodea. Las madres pueden tener problemas con la capacidad de succión del niño, el momento y la percepción de poca producción de la leche, el dolor.
“El hecho de que la lactancia sea natural y tenga profundas raíces evolutivas, no significa que sea fácil.
“Además, aunque las madres han recibido genéticamente el mensaje de la poción mágica que es la leche, el mensaje no ha llegado a quienes hacen política. Hacemos hincapié en la importancia de la lactancia materna, y después ponemos todas las barreras a las mujeres para que lo logren. Sin la infraestructura social necesaria: tiempo de maternidad remunerada, estaciones de bombeo de mama limpias y seguras y pausas laborales para extracción de la leche, las madres simplemente no pueden mantener la lactancia”.
Lo que dice Hinde y que debería aprender Miguel Ángel Mancera es que las mujeres no necesitan que se les “recuerde dar pecho”, sino que se construyan políticas públicas que les permitan —si así lo quieren—hacerlo.
Las 12 semanas de maternidad mexicanas es lo menos en el mundo occidental con la excepción de Estados Unidos. ¿Hay espacios para extraer leche materna en las oficinas del GDF? ¿Refrigeradores apropiados?
Más sobre Hinde aquí: http://mammalssuck.blogspot.mx/ y aquí: http://vimeo.com/75960568.