Más que comisionado, podrían voltear a ver a Rodrigo Medina
El gobernador de Monterrey, Rodrigo Medina, no sucumbió a la desesperación y, con sentido estratégico, se esmeró en formar una policía propia: la Fuerza Civil.
Las medidas del gobierno federal para resolver las sucesivas crisis en Michoacán no han funcionado: de diciembre de 2006 al día de ayer. Ahora se anuncia a un comisionado omnipresente y, al parecer, omnipotente: Alfredo Castillo.
La figura puede ser atractiva, pero el fondo es el mismo: soldados y policías federales al rescate de gobiernos incompetentes; soldados y policías federales en tareas de fuerza de ocupación, coordinados ahora por un comisionado. Es el modelo de rescate, no de construcción.
Nuevo León, especialmente la zona metropolitana de Monterrey, vivía en 2010, 2011 días tan o más difíciles que los de la Tierra Caliente michoacana hoy. Pero el gobernador Rodrigo Medina no sucumbió a la desesperación y, con sentido estratégico, se esmeró en formar una policía propia: la Fuerza Civil, raro caso de éxito entre las policías estatales.
Sin que nadie suene las trompetas ni afirme que la pesadilla violenta quedó atrás, Nuevo León tiene ya estadísticas sobresalientes. Dos ejemplos: los homicidios dolosos cayeron de mil 701 en 2011 a 503 en 2013; el robo a vehículos en ese lapso bajó de 21 mil a 3 mil 952.
Hay serios problemas aun en robo a domicilio y otros delitos, pero la vida cotidiana es, en general, mejor. No es casual que el estado se consolide como el más alto receptor de inversión extranjera del país.
El presidente Calderón lo expresó cientos de veces, con escasa fortuna: no hay más salida que edificar policías estatales sólidas y confiables. Rodrigo Medina lo entendió y hoy gobierna con una tranquilidad impensable hace apenas dos años y medio.
Suerte, en fin, a Alfredo Castillo.