Maullidos de panistas

En un intento por llamar la atención, la coordinadora de los regidores del PAN en la capital, Mayuli Latifa Martínez Simón...

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En un intento por llamar la atención, la coordinadora de los regidores del PAN en la capital, Mayuli Latifa Martínez Simón, advirtió que el blanquiazul estará muy al pendiente de la entrega de los televisores de pantalla plana que el gobierno federal está otorgando a familias de escasos recursos por el inminente “apagón analógico”, para que no sean utilizados como mercadería electoral en el presente proceso.

La panista, que también es miembro del Comité Directivo Estatal, aseguró que documentarán la entrega de estos aparatos, porque su reparto en pleno proceso electoral “pone en riesgo la transparencia, equidad y legalidad de las próximas elecciones”.

El problema es que su combativo discurso cae en saco roto por la enorme debilidad que exhibe el PAN en la entidad, además de que su papel como principal opositor del PRI al ser la segunda fuerza política, tanto en el Congreso local como en los municipios, ha dejado mucho que desear.

En Quintana Roo, el partido blanquiazul se ha caracterizado por la genuflexión y sumisión de sus representantes ante el poder reinante en los municipios y en la entidad.

La misma Mayuli Martínez ha sido un ejemplo claro de esa actitud pusilánime, pues a pesar de que la fracción panista en el Cabildo capitalino es la segunda en número y fuerza, no han sido un contrapeso político real en el municipio.

Apenas dieron muestra de vida el pasado mes de noviembre, cuando ella y sus correligionarios José Hadad Estéfano y Fernando Zelaya Espinoza, votaron en contra del refinanciamiento de la deuda histórica municipal, motivados por la cercanía del proceso electoral en puerta.

Ahora, nuevamente pretenden jugar a la política con un tema que ciertamente genera escozor en otras latitudes, pero no en Quintana Roo donde el PRI mantiene un dominio absoluto con o sin reparto de televisores.

En los hechos, el PAN – sobre todo en la capital del estado– ha sabido vender caro su amor encumbrando en posiciones de elección popular a sus “consentidos”, a cambio de nadar de a muertito sin hacer olas. Y vaya que les ha salido muy bien ese papel tan nauseabundo.

Sin embargo, por esa actitud tan opuesta a sus principios ha perdido el respaldo de gran parte de sus simpatizantes que lo mantienen en una lenta agonía, como quedó demostrado en las últimas elecciones de la dirigencia municipal en Othón P. Blanco, donde exhibieron su fuerza real: menos de trescientos militantes. Y la cifra sigue en caída libre.

Y no lo revivirán con grillitas y amenazas que quedan en el aire, sino con acciones contundentes de verdadera oposición.

Porque mientras están buscando un puesto resulta que son muy críticos, pero nada más consiguen lo que quieren, extrañamente se transforman en dóciles e inofensivos “gatitos”. 

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