A las zonas centro y sur de Quintana Roo les falta inversión para detonar proyectos turísticos viables y productivos, como ocurre en otras regiones del país, donde la Secretaría de Turismo federal destina millonesen el marco de la Cruzada Nacional contra el Hambre, en coordinación con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y otras instancias.

Las bellezas naturales y el patrimonio histórico de la zona sur y de la zona maya son admiradas por visitantes del país y de todo el mundo, quienes buscan convivir con los antepasados de aquellos que destacaron como civilización. Pero cuando llegan a estos territorios, ven pobreza, marginación y pocos servicios públicos; es decir,casi nulas condiciones para atender al turista, contrario a lo que sucede en el norte de la entidad.

Esa cultura, que si bien está viva, necesita el apoyo en serio de todos los niveles. No basta el esfuerzo de los gobiernos municipales y de la administración estatal, porque los recursos económicos deben ser suficientes para lograr mercados más competitivos y en constante innovación, que es un objetivo de la Federación.

Sabemos que Quintana Roo es un territorio diverso, donde cada zona posee riquezas y atributos propios, incluidas las selvas llenas de misterio, habitadas aún por la cultura milenaria, orgullo del país y la región mesoamericana en general.

Con un panorama tan amplio de oportunidades, es difícil entender por qué estas zonas permanecen con rezagos turísticos. Peor aun, es complicado comprender por qué no se gestionan con éxito más inversiones para consolidar nuevos segmentos y ampliar la oferta desdelos destinos maduros -como Cancún y la Riviera Maya- hacia estas áreas.

Los municipios de Quintana Roo pertenecen a la Cruzada Nacional contra el Hambre, marco perfecto para “vender la idea” de que, con proyectos turísticos de naturaleza, de aventura, y que además sean rentables, estos mexicanos tendrán mayores oportunidades para acceder al desarrollo, que es la premisa de dicho programa federal.

Estas zonas ya pertenecen al paisaje turístico nacional, pero las autoridades están limitadas por innumerables carencias. Han olvidado incluso que el turismo es un motor del desarrollo económico y social del país en casi todos los estados, aunque en estas regiones parecen relegarlo o minimizarlo.

Importante será la voluntad de las autoridades, las gestiones de diputados federales y senadores, y en general de todos los actores involucrados; como también será importante la visión del empresariado en detectar aquí nichos para robustecer la oferta de Quintana Roo.

El ciudadano, cual promotor permanente del ramo, debe presumir estas riquezas incalculables para motivar que los visitantes sigan admirándolas, convirtiéndose a la vez en aliados fieles de los prestadores de servicios.

Así como han sido persistentes las exigencias de los habitantes, será clave su participación con accionesque fomenten el arraigo, la identidad, las costumbres y las tradiciones regionales, con la posibilidad de que sean consideradas como atractivos.

Esto debe ocurrir ahora, no después de que se refuerce la conectividad, se modernicen los servicios o se agilicen los procedimientos de ingreso y tránsito en el país. Lo anterior es asunto anunciado en el Plan Nacional de Infraestructura, lo cual debe reactivar inmediatamente la voluntad de quienes tienen la obligación de recuperar o regenerar los activos turísticos, como sitios arqueológicos, monumentos, iglesias y cavernas con historias milenarias.

Las zonas maya y sur tienen todo para brillar en el mapa turístico no solo de Quintana Roo, sino en el de México. La región es más que un Pueblo Mágico oel desarrollo incipiente de la Costa Maya;es historia, es ruta patrimonial, es la cultura viva de los mayas en José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto.

Esperemos, entonces, que haya anuncios en breve y con un potencial suficiente, para no seguir lamentando.