Es increíble que de manera tan rauda la sociedad mexicana, que se caracterizaba por su humanidad, pierda valores que antes eran la piedra de toque sobre la que se sostenían sus cimientos morales.

En otros tiempos, nuestros heroicos y probos magistrados del Tribunal Electoral, que apenas reciben un mendrugo por sus sacrificios en bien de la patria, Dios no les habría prestado vida para ver cómo unos legisladores pusilánimes les arrebataban su haber de retiro. 

¡Qué inefable injusticia! Una canallada solo comparable con el bullying de que está siendo víctima la PGR del admirable Murillo Karam: por un lado un juez le arrebata el auto de formal prisión que ya se tenía en contra de la maestra Gordillo nada más porque las investigaciones se parecen sacadas del caso Paulette; y por el otro que sus denodados esfuerzos por extraditar a Napito Gómez Urrutia se vayan al traste cuando a la Secretaría del Trabajo se le ocurrió darle la toma de nota al sindicato que dirige a control remoto desde Canadá. 

Eso sin contar que la benemérita y justiciera institución donde todavía reptan los espectros del michoacanazo, tiene que pagar los platos rotos de sus patibularios antecesores. Y es que solo a la señora Morales se le ocurrió acusar a la indígena Jacinta Francisco Marcial de ser una Rambo en versión Otomí. Ahora, si Murillo no se pone de cuentachiles, tendrá que reivindicarla. Sí, que afloje generosamente para que no sea como los que acusan de abusivos a los legisladores que se fueron a España a un homenaje a Octavio Paz (salió vara, más lo que se volaron del frigobar) al que se fueron a dormir o de plano no asistieron. 

Con su mala suerte, nomás falta que a la PGR la acuse la Padierna de tener conflicto de interés por hacer bisnes con Pemex, o de haber empeñado las laptops del programa MiCompu.Mx, que resultó tan útil como la Enciclomedia foxista.

Lo bueno es que ahora lo que importa no es que Mascabalas Zambrano haya ido a mal hablar a EU de ese pasaporte a la prosperidad que es la reforma energética —aunque haya quien dice que está blofeando para vender más caro su amor, aventurero—, sino que Maza Rodríguez haya demostrado, por su inutilidad en la manera en que atropelló a Corona, que es el verdadero peligro para México. 

Dice Coldwell que el PRD quiere desprestigiar las reformas, eso es imposible, ellas lo hacen muy bien por su cuenta. Ya la única buena, santa y pura será la pinche Sota, como diría Vázquez Mota.