Después de pasar las efusivas fiestas patrias, donde toda la gente se olvida de lo que pasa o puede pasar en el país con tal de afinar las gargantas con los placeres de Baco y poder gritar “¡viva México!”, y en las redes el pleito eterno por tantos troles que están en contra y los que defienden al presidente de tanto insulto, creo que la mejor forma de ver por el país es no esperar a que los que gobiernan hagan todo y en vez de criticar vamos a proponer y tener acción para mejorar. Podemos empezar por nuestro entorno: qué ven nuestros hijos en la televisión, qué educación les damos en el cimiento de sus valores, qué tanto les estamos inculcando el amor a la cultura y el respeto por lo que son sus raíces como yucatecos y defenderlos de la transculturización que hay por la gran apertura de medios que tenemos y máxime por todos aquellos que creen que vestir, hablar o comportarse usando algún elemento extranjero les va a dar más estatus o hacerles mejor persona.

México cuenta con grandes riquezas de las cuales hay que sentirnos orgullosos todo el año y no sólo una noche donde el orgullo pasa a segundo plano, por el simple hecho de convivir y envolveremos en la fiesta y el alcohol. Inculquemos a nuestros hijos el amor por las artes y la lectura, ese es el mejor vehículo para una vida rodeada de educación y buenas costumbres, pero dicen que hay que predicar con el ejemplo.

Hablando de mi mundo que es el teatro, en los años  50 se desarrollaron grandes obras de teatro regional como Oro y Sosquil, De Pekín a Hong Kong, Casita de Paja, Rosario de Filigrana, que marcaron una época. Hoy tomé la iniciativa de escribir una obra en el formato de las anteriores, para continuar con este legado de nuestros ancestros y se presentará en el Teatro “Peón Contreras” con 15 actores en escena y la participación del Ballet Folklórico del Gobierno del Estado que dirige la maestra Corazón Sánchez y la Orquesta Típica Yukalpetén que dirige el Mtro. Pedro Carlos Herrera.

La cita es el 27 de septiembre con entrada gratuita. Me caso en Yucatán se va a poner bueno, masinó que sí.