Saber explicar las cosas para que el interlocutor, hablado o escrito, pueda captar lo que uno quiere decir es de lo más difícil. La comunicación, por ello, es un arte.

Me ha sucedió en los últimos días que cuando externo una opinión sobre los aborrecibles, horrendos asesinatos de jóvenes en Ayotzinapa y digo que sus asesinos les ganaron en violencia, pues ellos también violentaron y usurparon bienes que no eran suyos y exigieron cosas que no se pueden exigir, me tachan de vendido al gobierno y enemigo de las causas sociales y de las reivindicaciones de las clases pobres.

Y nada de eso es más lejano a mí. Creo que vivimos en un país injusto, donde hay muchos que no tienen ni petate para caerse muertos y pocos que concentran los bienes hasta cifras de insulto.

Y que esto es intolerable a más de terriblemente inequitativo. Sostengo que debemos pugnar por un reparto más equitativo de la riqueza y que es incluso del interés de esos pocos mega poderosos que quienes hoy no tienen nada logren lo suficiente para una vida decorosa.

Pero no creo que eso se vaya a  obtener incendiando palacios municipales, asaltando camiones, robando comercios y afectando a quienes son ajenos a los grupos que a eso se dedican y socavando las bases de la convivencia ciudadana.

Eso sólo beneficia a quienes desde cumbres políticas manejan los hilos con la izquierda. ¿Será que me di a entender?