¿Medalla al periodismo cultural?

Cualquiera es susceptible de recibirla -máxime si es afín al gobierno- en detrimento de los que se dedican exclusivamente a este noble oficio...

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A una semana de haber celebrado el “Día de la libertad de expresión” he decidido ejercer la mía. En específico, con un tema puntilloso al que me referí el año pasado en este espacio, en relación con la medalla al periodismo cultural “Oswaldo Baqueiro López”. 

En aquella ocasión, escribí que el periodismo cultural se encuentra mal conceptualizado por la Sedeculta, ya que se utiliza esta presea para premiar a aquellos periodistas alineados con las políticas del Estado. 

El ganador de este año, José Valerio Buenfil y Méndez, no es la excepción, ya que aunque el laudo y la convocatoria dictan que esta presea es para “quienes se han distinguido por una destacada labor informativa sobre el quehacer artístico y cultural”, es notorio que varios de los ganadores no se desempeñan en estas lides, pero, al interpretarse la cultura de una manera amplia, cualquiera es susceptible de recibirla -máxime si es afín al gobierno- en detrimento de los que se dedican exclusivamente a este noble oficio.

El antropólogo, según dice la Sedeculta, “es editor fundador del semanario La Voz de Motul (…). Ha realizado investigación histórica y cultural sobre temas como la gastronomía, ceremonias y prácticas religiosas, así como costumbres y leyendas populares de esta comunidad. Entre sus aportaciones se encuentran revelaciones sobre la vida de Felipe Carrillo Puerto y la Leyenda de los huevos motuleños”.

Lo que no dice es que el 24 de octubre de 2009, en el portal de Radio Motul, fue acusado de corrupción en un reportaje sobre la alta rapiña de apoyos: 

“Otro que no tiene vergüenza es el precandidato a alcalde por el PRI, dueño de una revista local y empleado del Congreso del Estado, José Valerio Buenfil y Méndez. Obtuvo $161,000 para una agencia de publicidad”. 

Peor aún, Faulo Sánchez Novelo, en su discurso como ganador en el 2013 menciona a Socorro Chablé (medalla 2012) y en el mismo párrafo al actual recipiendario, todos vinculados con el PRI y colaboradores de un periódico “digno y soberano”: 

“Después me fui a trabajar al Banco de Crédito Rural Peninsular con el Lic. Garza Sánchez, donde fundé y dirigí un modesto boletín interno de difusión que contó con suplemento cultural; luego, durante la gestión de la gobernadora Dulce María Sauri Riancho, desarrollamos una intensa labor de difusión con el apoyo de (…) Valerio Buenfil Méndez”. Entre una larga lista de nombres mencionados.

Como vemos, la presea y la memoria de Oswaldo Baqueiro López continúan siendo desprestigiados por una institución que acostumbra premiar a los allegados al poder, detentado por el partido antes subrayado, quedando de manifiesto que esta medalla poco tiene de cultural y artística, pero sí mucho de política, siendo una prebenda digna de camarillas y del aldeanismo más ramplón.

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