En mi colaboración anterior mencionaba que en un artículo publicado por la revista electrónica Replicante, titulado “El uso de las nuevas tecnologías y la incitación al acoso”, se plantea que las personas (#ladys y #lords) que son grabadas cometiendo alguna imprudencia o delito y son expuestas al ojo y el juicio público en las redes sociales por los medios masivos de comunicación muchas veces terminan siendo perseguidas, violándose su privacidad.

En el escrito también se expone que los medios electrónicos están determinando su agenda a través de las audiencias, con el único fin de incrementar seguidores, visitas o lectores, algo que parece cierto, pero que no lo es del todo.

Recuerdo que hace unas semanas unos amigos discutían sobre una fotografía compartida por un medio de comunicación masivo que exponía a modo de denuncia ciudadana,  por Facebook, a un conductor de camión colectivo tomando una cerveza en el transporte público, aparentemente fuera de horario de trabajo y yendo él como pasajero.

El conflicto se situaba en si lo expuesto era una noticia digna de compartir por un medio de comunicación, concluyendo que el camionero no le causaba daño a alguna persona.

Lo que también hay que dejar en claro es que en esta era digital la tendencia de los medios masivos de comunicación es darle voz a las audiencias, algo que por mucho tiempo se ha pugnado por la sociedad, aunque el oficio de cada uno se demuestra en la verificación de los datos e información que proporciona.

Como han mencionado investigadores de uso de las redes sociales, debe existir una campaña para educar a las audiencias, que no hay que olvidar que muchas veces se conectan buscando sólo entretenimiento.