Hasta el siglo pasado, en México la policía era una de las instituciones en las que más confiaban los mexicanos. Hoy, es de las peores calificadas por la ciudadanía, pues una encuesta gubernamental reveló que 7 de cada 10 entrevistados reprueban la actuación de los elementos encargados de la seguridad pública. ¿Cómo se dio este cambio?

Un reportaje publicado esta semana señala que la policía mejor evaluada es la de Campeche, y la peor, de Sinaloa. Nos parece que la comparación es desproporcionada, por las condiciones de inseguridad que privan en esos estados. No se dio el dato de Yucatán, considerado el estado más seguro de México, pero esto habla de que, con todos sus matices, contamos con una buena policía.

Recordemos que en enero de 2009 entró en vigor la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública que fijó cuatro años para que todos los integrantes de las corporaciones de seguridad fueran evaluados con cinco exámenes: situación patrimonial, psicológico, médico, toxicológico y de polígrafo. Se buscaba limpiar las corporaciones de agentes corruptos o ligados a la delincuencia. 

Como consecuencia, entre 2010 y 2014 unos 46 mil policías fueron dados de baja. No obstante, en Sinaloa, mandos policíacos ligados a la delincuencia siguen en sus puestos, y en otras entidades no han sido separados por falta de recursos para liquidarlos. La ley quedó entonces en buenos deseos y persiste la infiltración del crimen organizado en algunos cuerpos policíacos.

Y no solo eso, hoy al Ejército y la Marina se les ha ampliado la responsabilidad de velar por la seguridad pública ante la imposibilidad de contar con policías confiables, idóneos y efectivos. ¡Vaya!, hasta la Gendarmería, anunciada como cuerpo de élite de la Policía Federal y que consume gran parte de recursos federales, ha venido a menos y se limita a tareas de “acercamiento con la sociedad”. Aquí en Yucatán, su paso efímero no dejó huella. Qué bueno que se dieron cuenta de que no los necesitamos. 

Cocaína en Isla Pérez

A principios de los años 70, un joven tercer maestre (sargento segundo) al mando de un destacamento de marinos en Isla Pérez, Yucatán, detuvo a unos narcotraficantes con un cargamento de droga. En recompensa, fue ascendido a oficial (se saltó un grado) y enviado a la escuela Escala de Mar en Veracruz como oficial-alumno.

Llegó a ser comandante de compañías de Infantería de Marina y se retiró tras una impecable carrera de más de 30 años, con el grado de capitán de corbeta de Infantería de Marina. El protagonista reside en la ciudad de Mérida.

Y de cuando en cuando sigue apareciendo cocaína en Isla Pérez...