Menor deuda... mejor vida
Liquidando tus cuentas, tu vida empezará a cambiar y verás que el dinero empieza a rendir.
La carga de deudas se convierte en un lastre en nuestras vidas. Por lo que es recomendable de primera instancia no contraerlas, a menos que sea estrictamente necesario y nos convenga financieramente hablando. Si no manejamos adecuadamente nuestros números, lograremos que estos pasivos nos rebasen y empiecen a afectarnos en salud y calidad de vida.
Si decides tomar acciones y sientes que no avanzas con tus pagos de pasivos, estructura un plan, por escrito, de los compromisos que adquieres para disminuir tus deudas de la manera más rápida posible. Te doy 5 pasos para ayudarte con esta planeación exitosamente:
1.- Enlista tus deudas.- Realiza una lista con el total de las cuentas que debes y ordénalas de menor a mayor. La primera representa el menor monto y así sucesivamente hasta la última cuenta pendiente de liquidar.
2.- Recorta gastos.- Realiza una lista de todos tus gastos fijos mensuales incluyendo los personales. Señala los que son obligatorios y marca en especial los que pudieran ser eliminados sin afectarte, como lo son: salidas, lujos, compras innecesarias. Sacrifícalos.
3.- Empieza a liquidar.- Con el dinero de los gastos eliminados empieza a liquidar tus deudas iniciando con la de menor monto. Cuando elimines esa pasa a la siguiente de menor saldo y así sucesivamente. El dinero destinado a la primera cuenta una vez liquidada súmalo para la siguiente deuda.
4.- No dejes de pagar.- A los demás saldos no dejes de abonarles el mínimo requerido para no aparecer en cartera vencida y ocasionar un daño en tu historial crediticio. No abones más de lo debido, tienes que optimizar tu dinero.
5.- Ahorra.- Una vez resueltas tus deudas, empieza a ahorrar un porcentaje de tus ingresos dependiendo de lo que percibas. Elige de un 5% hasta un 20% en la medida de tus posibilidades para evitar caer en endeudamiento que afecte tu flujo de efectivo.
Liquidando tus cuentas, tu vida empezará a cambiar y verás que el dinero empieza a rendir.
Organiza tus gastos y presupuesta tu ritmo de vida conforme a lo que recibes para evitar caer en tentaciones que te lleven a cargar con deudas que no son necesarias. Planea cada semana o mes como mejor te acomode y hagas que tu dinero genere un rendimiento real. La tranquilidad no tiene precio.