Según las últimas investigaciones, México es el segundo país más estresado del orbe. Lo de los chinos tiene lógica por la cancelación de la licitación del tren a Querétaro alegando una cosa sin nombre que obsesiona al hombre por la transparencia, pero lo de los mexicanos no tiene sentido. Hace muy poco éramos de las 16 tribus más felices del orbe y ahora hasta nos regaña el New York Times por los de Ayotzinapa.

Ante los hechos presentes, Clavillazo, el gran cómico nacional, habría dicho ¡La cosa es calmada!

Y lo es.

Al ver todos esos ejercicios de la exacerbación y de la desobediencia civil nada pacífica, todo parece indicar que los hoy llamados “violentos” están mal informados. De otra manera no se explica su comportamiento pirotécnico que, además, no hace sino alimentar la neurosis de una población que prefiere adorar a Carlitos Vela que a unos encapuchados y a unos cavernicolitas, además de darle pie a los nostálgicos, que ya se han manifestado desde PRIcámbrico temprano cual choznos de Blanco Moheno, a ponerle sus veladoras al santo de su devoción, san Gustavo Díaz Ordaz. Claro que es muy improbable que tan grato humanista se quisiera echar el trompo a la uña.

Hoy, afortunadamente, se nos dan razones para comenzar a tener rumbo y certidumbre: el señor licenciado don Videgaray ya nos anunció que no hay bronca para 2015, que todo está asegurado, que no importa que el precio del petróleo caiga estrepitosamente.

Luego nos enteramos que Abarca el de la Parca y Guerreros Unidos, finísimas personas de prístino humanismo, habían sido denunciados en mayo de este año, pero como estas denuncias no venían acompañadas de pruebas contundentes e irrefutables, pues las autoridades desestimaron el caso, como debe ser.

Esto nos refuerza la idea de que la vida no es como las series de televisión gringas, que van por encima del debido proceso. Acá como creemos que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, apenas ayer la fiscalía ya le aplicó el auto de formal prisión por ser feligrés de la Fosa Nostra.

Una maravilla que se debe celebrar junto con la idea, generosísima, de los diputados de indemnizar a las familias de los normalistas de Ayotzinapa con un millón de pesos, mientras ellos están por recibir 10 millones para gastos discrecionales en su demarcación.

Y es que cuando dan los encurulados, dan a manos llenas.

A ver si con eso no dan el enganche los legisladores para las casas de El Barbas, Caletri y El Mochaorejas que están a la venta y no ser menos.