A dos años del inicio de la presente administración, con los retos por venir, me parece que la evaluación del pueblo mexicano reflejada en las encuestas a niveles de popularidad, aprobación y reconocimiento del licenciado Peña, que son casi tan bajos como los de Obama, revela que la gente es mal agradecida.

Después de tantos esfuerzos por consolidar las grandes reformas que todo México esperaba, llevando a la Candelaria de los pactos a la oposición cual corderitos al matadero para que supieran que ese pacto sí era con Dios, y con todas las maravillas que se anuncian en materia de logros todos los días (se han cumplido 13 de los 266 compromisos hechos ante notario, pero ya falta menos), era para que el público nada conocedor no se pusiera tanto sus moños al hacer balances sexenales.

Y menos haciéndole caso a las fuerzas oscuras de la desestabilización, a las críticas guangas de Jelipillo Calderón que hace ver a Fox como estadista, y no se diga el estado nada positivo de una nación que por pequeños detalles técnicos (Apatzingán, Iguala, Tlatlaya), salen a la calle a exigir algo a lo que nadie está obligado, menos el gobierno: lo imposible.

Y menos cuando las fuerzas de oposición quieren aprovechar la coyuntura de manera oportunista. El PAN de los moches empujando una iniciativa de combate a la corrupción como si no tuvieran sus propios escándalos inmobiliarios con Navalú por delante; y el PRD que con tal de ganarse unos poquitos puntos de rating en boca de Navarrete Navarretín, está pidiendo la renuncia del procurador como si no tuviera que empezar por su propio chuchinero.

Bueno, cómo estarán de mal en el partido del sol azteca que incluso quieren allanar con operativos y mando únicos el idílico estado que atinadamente gobierna don Eruviel Ávila, alegando que es más peligroso que Cocula o que andar por CU bajo sospecha de haberse robado un celular.

Con toda certeza jurídica, y con las iniciativas tomadas (incluyendo la llegada del Preciso a Tierra caliente para reforzar que#TodosSomosAyozinapa), las cosas en lo futuro irán más allá de lo debido: las detenciones ya no serán arbitrarias, sino en limosina; los derechos humanos se defenderán como si fueran los de Moreira; los interrogatorios los realizarán dobles de Kim Kardashian y William Levy; los granaderos tomarán cursos de yoga y feng shui; y losanarcos desestabilizadores se incorporarán a las marchas bañados y perfumados, con las lecturas de Bakunin al dedillo.

Ya con eso.