“México es cultura”
Es una afirmación de la página de Conaculta.
“México es cultura”, esta es una afirmación de la página de Conaculta. Y eso me recuerda una anécdota reciente.
Al llegar de Chile al aeropuerto del Distrito Federal, en una maleta traía 50 libros de una novela que me publicaron en ese país y una botella de vino que me regalaron.
La maleta pasa por la banda y me indican que debo dirigirme al área de revisión, para que el guardia abra mi maleta; yo siempre pensé que sería por la botella de vino, pero para mi sorpresa, me pidieron explicara la razón de porqué transportaba tantos libros. México, el país donde puedes tener una botella de vino, pero no 50 libros.
En “El país de uno”, Denise Dressser nos dice: México, el país donde seis de cada 10 alumnos no concluyen secundaria con conocimientos básicos de matemáticas y español. Y peor aún: millones de niños mexicanos coloreando figuras de héroes mexicanos muertos, memorizando historias de victimización, rindiéndole tributo al pasado antes de pensar en el futuro. Sobrevivientes de una educación construida a base de mitos que buscó producir una identidad nacional y vaya que lo ha logrado: México, el país que produce personas orgullosamente nacionalistas, pero educativamente atrasadas. México, el país donde en la escuela pública se aprende poco de ciencia, pero se aprende mucho de sometimiento; se aprende poco de tecnología, pero se aprende mucho de simulación; se aprende poco de álgebra, pero se aprende mucho de cumplimientos mediocres, negociaciones injustas y beneficios extralegales. México, el país donde, en la escuela pública, no se desata el sentido crítico o la autonomía ética o el empeño en el cambio social, sino una arraigada propensión a la conformidad.
México contra la pared. México atrapado por el muro infranqueable que la educación indefendible erige en torno a millones de mexicanos, víctimas de un sistema que no le permite a México competir, hablar y relacionarse con el mundo.
Considero que a nuestro país le urge crear el concepto de turismo cultural, para que al asistir a un Congreso Internacional representando a México, no tengamos que pagar exceso de equipaje por los libros, esculturas o cuadros, trajes típicos y la bandera de nuestro país que llevamos para participar.
Un país incapaz de construir trampolines para la movilidad cultural, porque si tienes la suerte de que la dirección estatal de cultura de Quintana Roo te dé un vuelo de avión y es “único” porque te aclaran que sólo te pueden dar un apoyo al año, este vuelo no cubre ningún equipaje, solo tu bolsa de mano. Y doy gracias por ser afortunada de haberlo logrado porque sé que hay una larga lista de espera.
Pero los poetas, escultores y pintores que tengo la suerte de conocer nos las ingeniamos para tener presencia en los Congresos, para poner en alto el nombre de nuestro país, para portar los trajes típicos aun cuando tengamos que pagar ese exceso de equipaje. Porque la cultura es universal y debe ir más allá de las fronteras.
La cultura es algo que nos pertenece a todos, y que va más allá de las antesalas para pedir un apoyo. Puedo afirmar que las puertas se abren cuando se encuentra a la autoridad correcta y que al estar en otro país, el sentir el orgullo de ser mexicana, hace valer todo esfuerzo realizado. Pienso que el panorama de cada lugar amplía nuestro horizonte y nos hacen reflexionar en las palabras de Juan Manuel Serrat: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Caminante son tus huellas el camino y nada más, caminante, no hay camino se hace camino al andar.