México: la simunación
Las familias Slim y Martínez celebrarán y se lamentarán. Van a ganar y a perder.
En estos días el gobierno nos dirá que ha encontrado una nueva manera de medir el desempeño económico del país y que, según esa nueva medición, no estamos en recesión.
El Congreso nos dirá que cumplieron con la orden de una corte internacional para que pueda haber candidatos independientes, pero de tal manera que usted nunca podrá votar por ellos.
En estas semanas también nos presentarán a unos policías federales, pero vestidos de tal manera que les llamarán gendarmes, cumpliendo una promesa de campaña, #yAsí.
Haríamos mal en creer que este hábito es solo de los servidores públicos.
No.
Esta semana nos dará un gran ejemplo la Federación Mexicana de Futbol: el artículo 9.2.1 “A” en su párrafo L.03, (criterios) del reglamento de Licencias para Clubes de la FIFA, titulado “Propiedad y control de clubes” dice, entre otras cosas: “El solicitante de una licencia debe entregar una declaración legalmente válida que explique la estructura de propiedad y los mecanismos de control de los clubes y que confirme lo siguiente:
“Ninguna persona moral o individual relacionada con la administración y dirección o desempeño deportivo del club debe de manera directa o indirecta:
a) Tener o controlar acciones o intereses en ningún otro club participando en la misma competición.
(...) f) Estar involucrado en cualquier forma en la gerencia, administración o desempeño deportivo de otro club participando en la misma competición”.
Esa norma existe desde 2008.
Los directivos del futbol mexicano fueron a Europa y hablaron con la FIFA, le explicaron que aquí lo de las normas, pues no es lo nuestro, que no entendemos eso de cumplirlas, y entonces consiguieron un chance para arreglarlo antes del 2018. Desde ese permiso, más grupos se han hecho de más equipos.
Es decir, en México se ha avanzado contra la norma que pretende resguardar la integridad del deporte a escala mundial.
Y como antes jugaron una final los equipos de Televisa, ahora jugarán una final los equipos del grupo de los Martínez y Carlos Slim. Es curioso, las dos estrellas del mediocampo de León llegaron del
Pachuca el mismo año, deben cobrar de la misma empresa. (Los de Tv Azteca, por cierto, compraron al Atlas, lo que les imposibilitará que sus equipos jueguen nunca una final entre ellos; son también dueños del Morelia).
Así que gane quien gane la final, las familias Slim y Martínez celebrarán y se lamentarán. Van a ganar y a perder. Una simulación más. En esta, nuestra simunación.