México miente

México baila es una vergüenza monumental. ¿Se acuerda de cómo comenzó? Era precioso, gente divirtiéndonos mientras se bailaba, especialistas invitándonos a reflexionar sobre algo tan noble como la danza.

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La pregunta es muy clara: ¿Qué le pasa a Azteca que tan pronto consigue ofrecernos un programa bonito y confiable lo echa a perder con escándalos y truculencias?

Lo digo por México baila, por La academia, por Desafío de estrellas y por tantos y tantos especiales de fin de semana que triunfaron, que tuvieron todo para convertirse en verdaderos fenómenos sociales y que acabaron en la nada.

México baila es una vergüenza monumental. ¿Se acuerda de cómo comenzó? Era precioso, gente divirtiéndonos mientras se bailaba, especialistas invitándonos a reflexionar sobre algo tan noble como la danza y multitudes lindísimas entregando el corazón en coreografías gigantescas.

Ahora aquello es una payasada grotesca plagada de chismes ridículos, donde todo se ve prefabricado, donde en lugar de baile ya estamos en extravagancias circenses completamente desconectadas de la realidad y, lo peor de todo, sin credibilidad.

Ema Pulido pasó de ser una institución en materia de baile para convertirse en una criatura hipócrita y mentirosa capaz de fingir las peores barbaridades con tal de escenificar unos pleitos que solo un estúpido se podría creer.

¿Y el baile? Eso es lo de menos. En México baila, como en todo lo que hace Azteca, las reglas cambian a conveniencia del sensacionalismo.

Primero, sin que fuera necesario, nos comenzaron a meter una dinámica en donde los pobres talentos de la televisora del Ajusco pasaban de unas tinas de vidrio a otras, atascadas de agua, como vedettes de antro de mala muerte de los años 70.

¿El pretexto? Verlos bailar el acquadance. ¡Cuál! Era verlos encuerados y eso, señores, no es precisamente lo que uno esperaría de una “señal con valor”.

Después nos inventaron una cosa peor de patética en donde esos pobres personajes públicos terminaban colgados de unos aros como animales de circo.

¿Cuál era la idea? Por supuesto ver en qué momento se partían el cuello y eso, insisto, tampoco suena muy sano, muy positivo, muy honesto ni nada de lo que luego esas producciones andan pregonando.

Ahora, por si todo lo que le acabo de mencionar fuera poco, las estrellas de Azteca tienen que retorcerse en el tubo como teiboleras en brama o, mejor dicho, como víctimas de la trata de personas.

¿Eso son los actores y comunicadores de la televisora del Ajusco? ¿Víctimas de una entidad macabra que los viste y los desviste para hacer dinero? ¿Cuál es la diferencia entre eso y algunas aristas del crimen organizado? ¿Cuál?

¿Se da cuenta de todo lo que puede salir de un programa que traiciona sus principios? ¿Se da cuenta de toda la mala educación que usted y yo podemos recibir de algo que se maneja como se maneja esa producción?

¿O a usted la promoción de la doble moral se le hace un ejercicio de buena educación?
Sí, estoy muy decepcionado de México baila, porque pudo haber sido uno de los proyectos más hermosos del año y lo que más pena me da son esos grupos de hombres y mujeres del público que, genuinamente, montan sus coreografías alrededor de esta cochinada para divertirse, convivir y, de paso, apoyar causas sociales.

¿Cómo es posible que los amarren a un concepto tan mañoso y tan indigno? ¿Cómo es posible que ensucien sus causas amarrándolas a tantos engaños?

El sábado pasado, por ejemplo, a Jorge Alberti le tocó bailar en el tubo. ¿Y qué hizo tan pronto terminó? Se soltó llorando. ¿Por qué? Dijo que porque su compañera bailarina tenía cáncer.
Todo el mundo, a su alrededor, reaccionó con asombro y solidaridad hacia la muchacha. Raquel Bigorra casi se desmaya. El cáncer es horrible. Con el cáncer no se juega.

¿Y qué dice la bailarina? Que no es cierto, que cuál cáncer, que todo era parte de una historia que se habían inventado para ponerle sentimiento al baile en el tubo.
¡O sea, cómo! ¿Tenía cáncer o no tenía cáncer? ¿Y si todo era parte de una representación para la coreografía, por qué las personas a su alrededor reaccionaron con asombro y solidaridad?

¿Porque tiene órdenes de apoyar cualquier cosa que se diga en ese escenario? ¿De veras?
¿Y así es como esperan que uno les crea cuando a alguien le dé cáncer de verdad? ¿Y así es como esperan que uno le crea a México baila?

No, y lo peor vino después, cuando Ema Pulido se puso a felicitar a Daniel Bisogno dizque por su magnífica interpretación y castigó con una pésima calificación a Niurka por ¡mentirosa!
Ahora resulta que México baila, esa cosa tan falsa, es un tribunal moral donde se juzga la honestidad de la gente. Y luego lo hace Ema Pulido, quien ha sido la mentirosa más mentirosa de todas las mentirosas.

¿Qué le pasa a Azteca que tan pronto consigue ofrecernos un programa bonito y confiable lo echa a perder con escándalos y truculencias?
¿Por qué no puede sostener un éxito? ¿Por qué no puede alimentar algo parecido a la credibilidad? ¿Por qué?   

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