Mi amor entre líneas

Le miré sin querer mirarle, por miedo, por terror a continuar anhelando su experiencia, maldiciendo mi terrible inocencia.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Y me quedé esperándolo con las manos vacías y el corazón lleno de ganas, le esperé un par de días, le esperé una semana, le esperé toda la vida con una mezcla de tiempo y melancolía, mirando su recuerdo, a ratos decepcionada, a ratos enamorada.
Le miré sin ganas, le miré con dolor y con pasión, le miré sin querer mirarle, por miedo, por terror a continuar anhelando su experiencia, maldiciendo mi terrible inocencia.
Y más enamorada que la última vez, sabiendo que cuando el amor no muere, mata, de amor, de confusión, me decido a esperarle cinco minutos más, tres horas o toda la vida, inclusive, hasta dos o tres eternidades.
Mientras tanto le cuento a cada hora sin él sobre él, llenando los silencios con su nombre, esperando que la vida siga en cualquier momento, pero en su ausencia el tiempo se detiene a cualquier instante y los días únicamente pasan, vacíos y eternos.
Cierro los ojos y continúo escribiendo, hasta volverlo poesía una vez más con el silencio de la tinta, encontrándolo entre líneas, en cada línea, con esa sonrisa fácil acentuada con cada coma, descubriendo su risa contagiosa entre cada párrafo, e idealizado por mí y enamorado de mí en cada espacio, con cada palabra, por primera y única vez.

Lo más leído

skeleton





skeleton