Mi manera de morir
A veces la Muerte lleva nombres diferentes, miradas diferentes, besos diferentes, eternidades diferentes.
Cada quien tiene sus maneras de morir, y es que a veces la Muerte lleva nombres diferentes, miradas diferentes, besos diferentes, eternidades diferentes. A veces entra y sale del país a placer, mientras me hace desear ser extranjera en mi propio continente, una intrusa en cualquier otro lado que no me invada con recuerdos.
A veces la Muerte me vuelve extremadamente educada en su idioma, cuando soy lo que equivaldría a un marinero en lencería, pestañas negras y labios rojos, con fluidez en español.
Con ella me vuelvo la delicadeza en persona, cuando con una sonrisa le digo: “Oui, s’il vous plaît” a la hora del té de las 5:00 de la tarde y “Je suis enchantée”, cuando me toca morir a la media noche, casi sin conocerle, todas las noches.
Cada quien tiene sus maneras de morir, y quizá yo ya estoy muriendo de amor, intentando pronunciar un perfecto “Au revoir” con una sonrisa, con el nombre de esta Muerte grabado en la mirada, una muerte que igual podría durarme un par de horas, una semana, o quizá, alguna que otra eternidad. Pues mientras nadie nos mire, quizá, quizá, quizá.