Michocán, el nuevo ensayo

La tierra del expresidente Calderón se ha convertido en un asunto de seguridad nacional para Peña Nieto y Osorio Chong que le han apostado a la misma medicina que Felipe: los militares... a ver...

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Paradójico, sin duda, que el estado de Michoacán se convierta en un objeto de valor estratégico para el gobierno de Enrique Peña Nieto, tal y como lo fue para la administración panista de Felipe Calderón.

Hoy, como en el sexenio pasado, el gobierno federal está metiendo toda la carne al asador en materia de seguridad en esa entidad que ha sido asolada por el crimen organizado, especialmente en la zona de la Tierra Caliente y la Costa en toda la ruta que va de Uruapan hasta el puerto de Lázaro Cárdenas.

Y si a eso se suma la volatilidad política que representan los movimientos estudiantiles, de normalistas y del magisterio disidente agrupado en la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación, lo que queda como resultado es un explosivo coctel.

Pero las cosas cambiaron, el gobierno de Peña con su operador Miguel Osorio Chong al frente desde la Secretaria de Gobernación tiene un aliado en la nueva administración priista de Michoacán desde el triunfo de Fausto Vallejo y ahora con el gobernador interino Jesús Reyna.

Gran diferencia, sin duda, si se recuerda que Calderón falló al lanzarse a ciegas en la operación contra 32 alcaldes y funcionarios en el famoso michoacanzo que terminó siendo el primer gran fracaso policiaco-judicial de su administración.

El nombramiento del general Alberto Reyes Vaca, moreliano por cierto, como nuevo secretario de Seguridad Pública del estado y la entrega de la medalla generalísimo Morelos al secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, son señales claras del nivel de acuerdo entre los gobiernos estatal y federal.

Peña Nieto y Osorio Chong se van a jugar todo en Michoacán porque se ha convertido en un objetivo estratégico tanto en materia de seguridad, como en política electoral y en la viabilidad de las reformas que está impulsando la nueva administración priista.

Los grupos criminales y las llamadas autodefensas son un desafío a las fuerzas federales, los normalistas se oponen a la reforma educativa y de no solucionar esos conflictos la posibilidad de que el PRI repita al frente del gobierno michoacano se diluirá.

En el caso de los normalistas la solución, por lo que se ve, llegará en breve sea por la vía de la negociación y el acuerdo o con el uso de todos los recursos del Estado para desactivar a los activistas de las normales rurales.

La cosa se ve mucho más complicada en el caso de las bandas de narcotraficantes y las autodefensas. Ahí está la verdadera prueba de fuego para el proyecto de Peña Nieto y el martes se sabrá el tamaño de la apuesta.

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