Mientras la ciudad crece...

Merecemos vivir en un espacio más moderno y desafortunadamente, mientras la ciudad crece, todo se queda en estudios administración tras administración.

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No soy arquitecta, ni urbanista, ni ingeniera. Soy parte del aproximado millón de habitantes que tiene Mérida, y que seguramente coincide con la idea de que es una ciudad bondadosa en sentido amplio. ¿Seré yo la única que piensa que Mérida está siendo rebasada por la cantidad de vehículos en las calles? En las recientes campañas políticas no escuché que se abordara este tema con la profundidad que se requiere. Pareciera que, después de lo que pasó en la Glorieta de La Paz, les da miedo hablar de esto. 

Recuerdo que Renán Barrera, cuando candidato, afirmó que de ser electo no construiría más pasos deprimidos. Y ya como alcalde llegó a considerar rellenar la obra. Si sus argumentos fueron sólo basados en cuestiones políticas, estamos en un problema. Las decisiones de obra pública se han politizado al extremo, mientras las vialidades se quedan cada vez más chicas en comparación con la cantidad de vehículos circulando. Ni qué decir de los tiempos de traslado. No sólo es el tráfico, sino la cantidad de paradas obligatorias que lo hacen poco fluido. En mi caso, cruzo 15 semáforos en el trayecto de la casa al trabajo.

La infraestructura urbana debe ser resultado de la audacia y la visión de sus ciudadanos y autoridades, y no de decisiones politizadas. Merecemos vivir en un espacio más moderno y desafortunadamente, mientras la ciudad crece, todo se queda en estudios administración tras administración. 

No se trata de pensar en convertir a Mérida en una gran metrópoli, sino en una ciudad que está pensando en un futuro que ya nos alcanzó. 

Estoy a favor del uso de la bicicleta, pero hay que reconocer que tiene límites. Honestamente, yo no me aventaría de salir de casa e irme en bicicleta a mi oficina, mucho menos con las temperaturas de esta ciudad.

Sí a un proyecto modernizador de transporte. Sí al uso de la bicicleta. Sí a todo lo que nos ayude a reducir el número de autos circulando. En mi opinión, se necesitan proyectos integrales; pero si sólo se construyen pasos elevados, deprimidos y demás distribuidores viales, se solventará el problema por un tiempo pero a la larga habrá tráfico arriba, abajo, a nivel del suelo. Tal como sucedió en el Distrito Federal.

No creo que la solución sea aumentar las calles para que haya más vehículos, sino aumentar las opciones para que cada vez sea menor la necesidad de utilizar el vehículo. Hay que pensar en el futuro sin temor.

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