Como candidato al liderazgo nacional del PAN, Ernesto Cordero Arroyo contempló este martes los despojos de un panismo que no supera el trauma de la atípica elección local del pasado siete de julio, cuando el PRI arrasó con fuerza desmedida, echándose al bolsillo con facilidad pasmosa demarcaciones tan complicadas como Cancún.

Cordero representa al ala dura de un panismo que sueña con recuperar el poder presidencial, poniendo en jaque al PRI y evitando ser su comparsa. Tal postura contrasta con la línea de cooperación seguida por el otro candidato, Gustavo Madero Muñoz, quien pretende reelegirse.

Según su decir, el senador con licencia jura que convertirá al PAN en un contrapeso real de Enrique Peña Nieto, teniendo “menos diálogo con el gobierno y más con la sociedad”.

Acompañado por Juan Manuel Oliva – su compañero de fórmula y ex gobernador de Guanajuato–, Cordero inició una gira proselitista con militantes y simpatizantes del partido, en un estado donde su partido  fue prácticamente borrado del mapa en 2013, salvando el honor al triunfar en el distrito de Cozumel.

El retroceso del PAN tuvo tintes de catástrofe, dejando en el desamparo a sus figuras que tienen que hacer política en condiciones adversas, ya sin alcaldías que administrar y con una significativa disminución en sus prerrogativas, al igual que el PRD.

Difícilmente Cordero tendrá una lectura certera de la lastimera situación de un partido que nunca ha tenido la gubernatura al alcance de la mano, a diferencia del PRD. Incluso, los panistas han sido incapaces de enviar a las batallas electorales de mayor peso a figuras con imán, a diferencia de los perredistas.

El PAN se encuentra maltrecho y con el ánimo por los suelos, ya que su bancada en el Congreso local –la menos débil de la oposición en términos numéricos – no impone condiciones y es muy vulnerable, decepcionando a la mayor parte de la militancia.

Si acaso Cordero triunfa en la contienda interna –algo sumamente probable–, habría una fuerte sacudida en el árbol blanquiazul de manzanas insípidas, producto de la antidemocracia y de los habituales arreglos con los exponentes del poder.

Cordero presumió una vez más que sus encuestas lo ubican con una ventaja que oscila entre el 12 y el 30 por ciento sobre su oponente Gustavo Madero Muñoz, antes de desayunar con militantes de Chetumal y Bacalar en céntrico hotel, acompañado por la diputada local Trinidad García Argüelles –ex alcaldesa de Lázaro Cárdenas – y el ex diputado local Mario Rivero Leal,  su coordinador de campaña en el estado.

Ya Gustavo Madero recorrerá Quintana Roo, y entonces se pondrá comparar el potencial de cada candidato de un partido que ocupó 12 años Los Pinos con tan cuestionado balance.