Mitos pluris 1
Una difundida creencia sobre los legisladores de representación proporcional es que no son electos. Opinadores, académicos y hasta diputados pluris repiten incesantemente esta falacia.
Una difundida creencia sobre los legisladores de representación proporcional es que no son electos. Opinadores, académicos y hasta diputados pluris repiten incesantemente esta falacia. La realidad es muy distinta.
Técnicamente, el tema no tiene discusión: la Constitución no prevé otra forma de elección de diputados o senadores que no sea la votación universal y directa de los ciudadanos. Si los plurinominales no fueran electos, bastaría una demanda de cualquier ciudadano para eliminarlos, no se requeriría una reforma legal para lograrlo, y sería ociosa la colecta de firmas, como algún locutor especialmente ignorante hizo hace pocos años. Pero veamos evidencias prácticas.
Muchos ciudadanos creen que no votan por los pluris porque no encontraron su nombre en la boleta electoral y nunca soportaron su ametrallamiento publicitario con todo tipo de propuestas absurdas y sin relación con las tareas de un legislador, como hacen los unis. Esto se debe a que, por causas históricas ya superadas, los unis y los pluris se votan en la misma boleta, sólo que los nombres de los unis aparecen al frente y los de los pluris al reverso. Lo mismo ocurre con los regidores de los ayuntamientos. Sólo el candidato a alcalde aparece en la boleta, mientras que todos los demás aparecen al reverso. Esto no significan que no sean votados, aunque los menos informados no lo sepan.
Pero la evidencia más clara de que los pluris sí se votan es el número en el que ingresan a la cámara, que resulta precisamente del número de votos que reciben. Si no fueran votados sería absolutamente inexplicable que unos partidos tuvieran más legisladores que otros. Funcionarios no votados son, por ejemplo, los representantes de los partidos ante los órganos electorales, en donde hay uno por cada partido. Tampoco es verdad que sean votados de forma indirecta, mientras que los unis lo son de forma directa. La elección indirecta es aquella en la que el ciudadano sufraga por un elector y éste a su vez vota por quien está siendo electo. Un ejemplo son las elecciones presidenciales en los EU, donde los ciudadanos eligen electores que, posteriormente, eligen al presidente. Esto permite que resulten electos presidentes de minoría, como el forajido actualmente en el cargo. Si la elección de pluris fuera indirecta, necesariamente los ciudadanos sufragarían por electores que a su vez votarían por ellos. Esos electores intermedios simplemente no existen.
La solución más práctica al problema de percepción sobre la votación de los pluris es muy simple: hay que volver a votar en dos boletas, de forma que cada elector sepa exactamente por quién sufragó, y los partidos se vean obligados a postular candidatos presentables para esos cargos. Restringir el derecho de las mayorías a representarse, cosa que sólo se logra a través de las pluris, adolece del mínimo sentido democrático.