Mitos revelados (2)
Es momento de dejar de temerle al mosco y empezar a actuar como cuando nos activamos en 2010 contra la influenza AH1N1; ahora nos corresponde hacerlo sin temor.
No es en sí la fiebre de los 39 grados la que me preocupa, sino la fiebre por “moda” que se le está dando a esta enfermedad. Sí es verdad que es un nuevo padecimiento en Yucatán y que ha causado una epidemia que se expande sorprendentemente, pero es más impresionante y preocupante que los yucatecos detengamos nuestra vida, paremos la vida en familia o nos alejemos de eventos en donde hay mosquitos.
Acepto que es muy importante y necesario prevenir y aprender de la enfermedad, de hecho, esta semana viví el colmo de los colmos cuando un epidemiólogo nos comentaba datos erróneos acerca del virus: ya hay demasiada “fiebre” como para no estar enterados al 100% de lo que el chikungunya implica ¡Es una enfermedad que ha llegado para quedarse y no se irá!, estará aquí como un poderoso padecimiento endémico al igual que su enfermedad prima el dengue y otras enfermedades típicas y mortales de nuestro Estado que pasamos por alto y muchas veces ignoramos como: el mal de Chagas, leptospirosis, toxoplasmosis y rickettsiosis, que, por cierto, comparte muchos síntomas con el chikungunya.
Es momento de dejar de temerle al mosco y empezar a actuar como cuando nos activamos en 2010 contra la influenza AH1N1; ahora nos corresponde hacerlo sin temor.
El gobierno sólo no podrá vencer al virus, necesita de nosotros y de nuestra valentía. Peores enfermedades nos acechan, como la diabetes y la hipertensión arterial, a las cuales también deberíamos prestarles muchísima atención, pues, a la larga, tendremos una población repleta de enfermedades crónico-degenerativas que no tienen cura.
El momento mágico del poder colectivo ha llegado, a las enfermedades se les gana trabajando en equipo. ¡Manos a la obra y miedos al caño!