Morena ante 2018
El partido tiene todo a su favor para ser protagonista en la elección de junio de 2018.
Por el poderío de la figura de Andrés Manuel López Obrador, el partido Morena tiene todo a su favor para ser protagonista en la elección de junio de 2018, cuando serán disputadas las 11 presidencias municipales, cuatro diputaciones federales, dos senadurías –una más de primera minoría– y la Presidencia de la República.
El peso de López Obrador inclina la balanza y va por su tercer triunfo en Quintana Roo, ahora fuera del PRD. Pero la aportación de los morenos en nuestro estado ha dejado mucho que desear, ya que sus figuras de patio han sido muy limitadas e incluso débiles.
En el proceso local del cinco de junio, cuando fue disputada la gubernatura, Morena no se metió en la batalla de la que salió triunfante Carlos Joaquín González, postulado por la coalición integrada por PAN y PRD. Con José Luis Pech como candidato a la grande, el partido de López Obrador fue enviado a la tercera posición, superado incluso por el priista Mauricio Góngora Escalante.
En la elección presidencial de 2018 la figura de López Obrador eleva a sus candidatos con mucha fuerza, pero Morena tendrá que enviar a la batalla a figuras atractivas para los electores que están ausentes en sus filas, por lo que Morena abriría las puertas a priistas desertores que ya no detectan alguna esperanza en su partido.
No olvidemos que José Luis Pech estuvo muy ligado a gobiernos priistas a partir del sexenio de su amigo Miguel Borge Martín, ocupando cargos de altura. Y en el relevo de Joaquín Hendricks se la jugó abiertamente con el senador Eduardo Ovando Martínez, derrotado por Félix González Canto en el proceso interno del PRI a principios de noviembre de 2004.
José Luis Pech ha tenido que soportar la hostilidad y abierto rechazo de militantes de Morena que lo siguen viendo como un caballo de Troya, pero cuenta con el respaldo de Andrés Manuel y este aval le ha permitido seguir montado en el toro mecánico, aunque el Doctor Pech tiene que redoblar esfuerzos para convertir a Morena en una opción competitiva que no dependa por completo de su candidato presidencial.
Si Morena no reacciona con estrategia, aprovechando un escenario tan favorable para su causa, dejarán ir todos los triunfos porque los electores rechazan las candidaturas anónimas, con candidatos tan desconocidos y nada confiables, como ocurrió en la reciente elección local que fue un bocadillo para la coalición PAN-PRD, unión imposible en la batalla de 2018.